An Explosive Family [KiriBaku Mpreg]

Un día Común y Corriente (9 meses)

Los días estaban pasando más rápido de lo usual. Eijiro y Katsuki tuvieron que volver a trabajar, por lo tanto, los mellizos entraron a una guardería. Estaba cerca de casa y la prima de Eijiro trabaja ahí así que se sentían cómodos.

— ¡Daah~! — Katana exclamaba mientras jugaba con el cabello rojo de su padre. Estaba sentada en su cuello intentando despertarlo — ¡Gi~aah!

— Mmm~... Cinco minutos más... — Gruñó el mayor, acomodándose del otro lado de la cama. ¡Oh, oh! Olvidó que se encontraba encima de él su hija y la rubia estaba a punto de caer al suelo y llorar desenfrenadamente.

— ¡Témpanos de hielo! — El rubio agarró a su hija en el instante que piecito tocó el suelo. Ella, por el susto, empezó a llorar. En eso Eijiro entendió lo que estaba pasando y se incorporó en la cama.

— ¡Mi amor, lo siento! — Katsuki le entregó a su hija para que la tranquilizara. El pelirrojo la dejó en su pecho y la empezó a arrullar para calmarla. — Lo siento, tiburoncín. Olvide que estabas encima de mí, pero no le pasó nada... Shh, todo está bien, cariño.

Katsuki observó cómo su pareja arrullaba a su hija, sonrió. Toshinori se encontraba en un portabebés en la espalda de su padre. El pelinegro a veces movía los piecitos y los bracitos. También jugaba con la nuca y los cabellos de su padre.

Quizás era uno de los pocos días que los cuatro estaban con día libre. Ya que Eijiro y Katsuki se encontraban en la misma agencia rara vez podían pedir días libres al mismo tiempo. ¡Y hoy era esa rara vez! Claro, por sus hijos tenían sábado y domingo libres, pero... amaban tener más tiempo con ellos.

Así que planeaban un día de familia perfecto.

—... ¿Acaso dijiste «témpanos de hielo»? — Preguntó Eijiro con un tono de burlón, su hija ya estaba calmada – Solo mantenía los ojos algo llorosos y rojos –. Katsuki gruñó irritado, odió hacer esa promesa.

— Solo por unos años más, solo por unos años más, solo por unos años más...

— ¡Katsuki, cielo! ¿¡Te encuentras bien?! — El estruendoso ruido que provocó la caída del rubio desconcertó al pelirrojo.

— Me doblé el pie...

De acuerdo, su plan del día de familia perfecto no fue tan... perfecto. Katsuki tenía un esguince de grado 2, así que se encontraba echado en el sillón de brazos cruzados, amurrado, con la pierna en alto.

— Eijiro, yo estoy bien... Quiero pasar un rato con mi familia ahora — El rubio se levantó del sillón, pero el pelirrojo lo devolvió a su lugar.

— No, mi amor. Tus hijos están aquí a metros, centímetros de ti. Y yo estoy en la cocina — Acarició su cabello y besó su frente — ¿Ves? La familia está muy unida.

El rubio se amurró, frunciendo el ceño. Alzó a su hija para sentarla en sus piernas, que se encontraba jugando con un juguete didáctico. Al estar cerca del cuerpo del rubio, se acurrucó instantáneamente encima de él.