Buenos días.
De hecho, no tienen nada de buenos, pero ya sabes, un caballero se acostumbra a ser cortés (Aún cuando esté escribiendo esto, en la enfermería con un algodón metido, prácticamente tocando casi su cerebro).
Decir, que tu carta dejada bajo mi pupitre, me sorprendió es poco. Quedé atónito, helado. Tan sorprendido, que cuando me di cuenta, ya me habías dejado en el suelo con la nariz sangrante, de la hostia que me diste.
No me has dejado explicar nada. Me has gritado y dicho que me vaya a la mierda. Eso no es de caballeros, Martín.
Todavía me duele la patada que me diste en las costillas. Pero en el desorden de manos y brazos, que se convirtió el salón de pronto, tratando de sacarte encima de mí mientras me dabas golpes.
Lo único que pude ver, fueron las manos de Helsinki, que prácticamente te sacaron en el aire, sujetas a tu cintura, con las manos bien firmes y fuertes, para que no dañes a nadie. Mala idea. Odías que te detengan cuando estás peleando o discutiendo con alguien. Te pones más violento.
Y eso lo demostró, el cabezazo que le has dado a Sergio al encontrarlo de pasada, entrando al salón. Gritando con esa voz fuerte que tienes, que él era mucho más "hijo de puta" que yo.
Él no tuvo nada que ver con esto. De verdad.
Por favor, cuando te calmes, hablemos.
Berlín. (Andrés)
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Querida Alma Gemela [Berlín x Palermo]
RomanceMartín comienza a recibir misteriosas cartas con aroma a colonia cara. Firmadas por un misterioso tipo denominado "Berlín". Teen! Berlermo.