XXXIV

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Buenos dias.

¿Sabes una cosa? Hace mucho no pensaba en ti...

Años, en realidad. Desde la secundaria.

Sé que esta carta nunca la verás, debido a que no me molestaré en enviartela. Quedará guardada en mi escritorio, bajo llave.

Muchas cosas han cambiado desde que te fuiste. ¿Sabes?
He terminado una carrera que dentro de mis posibilidades fue la mejor opción. Profesionalmente me ha ido bien. Tengo prestigio en lo que hago y he cosechado una pesada fama y fortuna, dentro del ambiente artístico.

Algunos dias me pregunto que será de tu vida. Tengo la profunda sospecha de que te has decidído por estudiar ingeniería, Sergio también lo creé. Aunque cuando lo dice, tiene ese brillo extraño en sus ojos, que parece más una afirmación que otra cosa. Nunca fue bueno disimulando aquella patología de tener todo bajo control.

Lo amo, es mi hermanito y tú lo sabes. Pero no soy estúpido.

No me sorprende de qué te haya investigado a lo largo de estos años, para saber tus movimientos. ¿Sus motivos? Los desconozco. Me dejaste, no hay nada que yo pueda hacer a partir de eso.

Tenía razón al pensar, luego de que te fuiste, de que la distancia es la única manera para encontrar la paz...

Pero hoy necesitaba hablar contigo. Aunque sea indirectamente. En una ilusa ilusión de mi mente y mis sentimientos.

Hoy me dieron  una notícia que me encantaría compartir contigo. Voy a ser padre...

¿La madre? Es una chica con la que planeó casarme a finales de este año. Pero en este panorama, no es para nada importante. 

Recuerdo que una vez me dijiste que te encantaba el nombre "Rafael". Que siempre te gustó ese nombre y que si alguna vez se te diera la loca idea de adoptar un niño en una relación estable, te encantaría que ese niño se llame de esa forma.

Quería que fueras el padrino de mi hijo. Siempre lo quise. Pero no estás aquí...

Me conformare con llamar a mi hijo Rafael.

Siempre tuyo, Berlin.

Querida Alma Gemela [Berlín x Palermo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora