Buenos dias.
Sinceramente, no sé qué escribir.
Debó darte crédito. Siempre fuiste bueno, para dejarme sin palabras, Martín. Lo admiro.
Me he dedicado días, en visitar ese lugar en donde te cruce, para observarte.
Hay algo qué sé que jamás va a cambiar: sigues siendo un obsesivo con tu rutina.
Todos los días religiosamente, visitas una pequeña cafetería cercana, para la hora del desayuno. Compras tu café con leche y tiendes a burlarte coquetamente del camarero, con un perfecto italiano. Sé muy bien, que nunca te acostarias con él...
Eres demasiado leal, como para traicionar a alguien. Y, aunque la sangre me hierva al nombrarlo siquiera, jamás traicionarias a tu pareja...
Vuelves a tu departamento, con dos café para llevar y unos bocadillos dulces, para desayunar.
Siempre fuiste tan glotón para las cosas dulces, Palermo. De hecho, cierta ternura, me gana a entre la amarga situación, al darme cuenta de que eso sigue vigente...
Pero tengo que admitirte que también, cierta alegría me cubre el cuerpo, al verte desde lejos, sonreír.
Tienes la misma sonrisa tonta, que una vez en el pasado, me hizo comenzar a escribirte estas porquerías de cartas. Cómo un imbécil enamoradizo, estupidamente ilusionado, con la idea del amor.
Y ver esa sonrisa desde lejos, no hizo más que confirmarme un pensamiento que me estuvo acosando todo el día.
Pasé el tiempo que pasé...
Yo siempre caeré cómo un cobarde, cómo un niñato enamorado con la idea de las almas gemelas existen, ante esa sonrisa...
Y si bien los años pasan, eso nunca cambiara que: sigues siendo mi Palermo...
Y yo buscare siempre ser tu Berlín...
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Querida Alma Gemela [Berlín x Palermo]
RomanceMartín comienza a recibir misteriosas cartas con aroma a colonia cara. Firmadas por un misterioso tipo denominado "Berlín". Teen! Berlermo.