Querida Alma Gemela [Berlín x Palermo]

XXXV

Buenas noches.

Ni siquiera sé porqué vuelvo a hacer esto de escribirte. Quién sabe...Quizás los recuerdos pesan mucho más en la noche que en el día, o bien es este delicioso Malbec que me estoy bebiendo...

Hoy he discutido con Sergio. ¿Raro, no?  Bueno, últimamente se le ha dado por meterse mucho en mis relaciones personales.

Sabes cómo me pongo cuando eso sucede.

Él, en su pequeña pizca de empatía y conocimiento por las relaciones, sostiene que no paso mucho cerca de mi esposa, luego de que Rafael nació...

Pero...¿Puede culparme?

Su atención está puesto en ese conjunto de células mutadas, en una criatura llorosa que solamente traga y duerme. Ha cambiado, su atención hacia mi ha cambiado.

¿El niño? Es un pequeño hermoso, no te lo negaré.

Con mi atracción constante a las mujeres siempre me había hecho la idea de tener un hijo con alguna de ellas. La devoción del amor, algunas veces, te hace pensar locuras...

En este caso fue un desliz. Te lo debo confesar...Pero me ha dado como resultado a mi hijo, lo cual resaltó de toda esta relación nefasta que se ha vuelto mi matrimonio.

Y en noches como estas, en donde me encuentro en la soledad de mi estudio, cubierto de cuadros con una mirada, tan azul y misteriosa, cómo el Oceano Atlántico, es en dónde me preguntó si hubiese sido diferente, si en lugar de mi esposa, fueras tú el que estuviera a mi lado...

Nostálgico, Berlin.