XXXIII

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He ido a tu casa. Sergio, intentó  impedirlo.

Te encontré a punto de cargar un pesado equipaje en la parte trasera del auto de tu padre. Me miraste con esos ojos azules, cubiertos de impotencia y decepción.

Te iras. Eso me lo has dejado claro, en la manera en la cual te acercarse con aire vacilante y perfil de despedida.

Volverás con tu madre y tu padre, al país que te vio nacer.
A ese territorio caliente y nutritivo de cultura, del otro lado del mar, que guarda los más lindos recuerdos de tu niñez. Y del cual viene ese pesado acento, cuando te emocionas.

Intenté decirte algo. Enserio intente no ser el hijo de puta, con tendencias al egoísmo. Del cual estás tan acostumbrado. Pero no pude evitarlo.

Te besé. Y mentiría si te dijera, que ese jodido beso no fue mejor, que todos los que he tenido.

Soy un ser insoportable y desagradablemente patético.

Te necesito, Martín.

Soy completamente sincero. No solo considero que eres mi alma gemela. Eres mi mejor amigo. Eres mi familia. Eres lo más cercano a un hogar que he tenido.

"Te estás enganchando en algo que no existe y no va a existir jamás". Me has gritado, de forma cruel. Y tienes razón...

Soy un cobarde, lo admito. Pero...¿Acaso por eso merezco esa indiferencia?¿Acaso yo, en ésta o en otra vida, te he hecho pasar por esto?

Te necesito. Pero eso no va a poder ser. ¿No? Solo me queda despedirme. ¿No?

Esta será la última carta que estaré seguro que llegará a tus manos. Porque planeó dejartela en tu equipaje.

Adiós, amigo mio.

Yo creo que de alguna forma u otra el tiempo nos volvera a juntar.

Berlín.

Querida Alma Gemela [Berlín x Palermo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora