III

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Buenos dias.

Sabes...quemar mi última carta antes de tirarla a la basura, con tu cigarro, mientras gritabas a toda garganta: "¡¿Qué carajo te importa, la concha de tu madre?!".
Ha sido algo grosero para los pobres perdedores que estaban en la biblioteca tratando de estudiar. ¡El hecho de que tú hayas nacido con encanto e inteligencia, no significa que debas ser injusto con esos inútiles,  cariño!
      
Sin embargo, creo que avance muy rápido. Por lo que primero que nada, te pido disculpas por haber empezado a enviarte estas cartas un viernes. Pero...¿Qué quieres que haga? Quería que pensaras en mi, todo el fin de semana.

 Y segundo, me presentaré. De ahora en más, puedes llamarme Berlín, o alma gemela, si gustas. Los dos apodos me encantan, si salen de tus labios.

       Atentamente, Berlín.
      
      

Querida Alma Gemela [Berlín x Palermo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora