Renuncia

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-"ENCUENTROS ACCIDENTALES"-
Capítulo 8

-Elroy Ardlay, pidió la renuncia de la rubia, pues alegaba no tenía ni la imagen, ni el carácter para dirigir el Hospital,y no estaba preparada para tan distinguido cargo.

En la oficina La Matriarca, le pidió  que se levantará del escritorio, así qué ella tomó Asiento frente al Escritorio en el sillón de Piel, y empezó a hablarle cómo si retará a una chiquilla.

-No, no te sientes, no te lo he pedido, ¡Mírate Candice White! ¿Tu creés estar a la altura de éste puesto, pero no es así, mírate bien, eres obesa, eres pecosa, desaliñada, sin presencia, pareces una niña, y tu carácter no ayuda.

-Sra Elroy, replicó la Joven Doctora, que estaba parada frente al escritorio, -cómo ya le dije mi imagen, no determina mi capacidad para enfrentar los problemas qué tiene el hospital, soy una Doctora, no una modelo.

-Candy, te seré franca, yo cómo tú, soñaba con ser libre de preocupaciones, ser doctora, pero a mi me tocó vivir en una sociedad que se rige por reglas y etiquetas, ¿Qué creés qué se dice de ti?, cuestionó la anciana.

-No lo sé, ni me interesa, de hecho, sólo me importa mi trabajo y la salud de mis pacientes, respondió la joven.

-Ahi está tú problema, estar estancada, no salir de tu estado de confort, no tienes ese espíritu de lucha de ir más allá, no naciste para ser Subdirectora, ¡Vamos Candice! Yo te puedo contactar a otro hospital de tu nivel, el nivel al qué tú estás acostumbrada, un hospital del gobierno o de asistencia social... ¡Ya estaba, lo había dicho!.

-Señora Ardlay, respondió Candice  verdaderamente molesta con los ojos arrasados en lágrimas, ¿para sentirse superior tiene qué ser tan hiriente?, quizás a mi me falta presencia, pero a usted le falta educación, empatía, tacto; usted no sabe lo qué nosotros los doctores pasamos allá adentro, con cada paciente que llega a urgencias, no tiene una maldita idea de lo que tenemos qué pasar para salvarlos, y usted me pide tener una imagen, si eso es lo qué quiere, dele el puesto a una modelo, ¡y no, no sé moleste!, sé cuál es mi lugar y le aseguró qué usted se librará de mi presencia muy pronto.
Acto seguido salió de ahí.

-Candy, estaba triste, preocupada y comenzó a llorar, sentada en las escaleras de aquel lugar, si sabía que Elroy Ardlay, tenía razón era obesa, pero pocos sabían que padecía hipotiroidismo y luchaba todos los días contra su enfermedad. Jimmy su asistente  se acercó al observarla llorar, y trató de consolarla,

-Doctora White, no dejé qué nadie la haga sentir mal, usted me lo ha dicho tantas veces, qué nadie la haga dudar de su capacidad, la Señora Ardlay, está preocupada, por qué ha visto lo mismo qué todos, el Señor William Albert Ardlay la ama.

-¡Estás loco Jimmy! Él me odia, no sé cansa de decirme de mí imagen, de mí comportamiento, de mí forma de hablar, de llamarme a cada rato para qué vaya a su oficina,  por cualquier tontería quiere fastidiarme para qué yo renuncié, y si eso quieren, lo haré.

-Jorge continuó ¿Y si la llama, y la molesta a diario e insiste, es para qué usted cambie? Si para qué cambie y sea aceptada por su Tía.

-¡Nah!, no creo, eso es imposible, tú has visto esas revistas de empresarios, él sale con empresarias, actrices y modelos y yo, yo disto mucho de ser cómo algunas de ellas, dijó Candy.

-¿No será ese el problema?, qué usted, no es cómo las demás, ¿y eso es lo qué él está buscando?, Preguntó Jorge

-¿será?, se cuestionó la Rubia en sus pensamientos.

Pero respondió a Jimmy de manera diferente: -¡Lo siento Jimmy!, por contradecirte pero él está comprometido con Eliza Leegans.

(continuará)

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