MALA VIDA

Adorable

Ve ronroneaba sobre su pecho mientras Eddie lo acariciaba distraído. Estaban solos, recreándose en la paz que reinaba entre ambos. El estrés de los últimos días parecía muy lejano.

"Eddie, hambre" Ve refunfuñó sin mover un ápice de su ser, disfrutando de la atención de Eddie.

–¿Por qué no me sorprende? –Eddie rió alcanzando el chocolate de reserva en su mesilla de noche. Después del último susto se había encargado de tener siempre a mano un número ingente de tabletas de chocolate negro.

Ve tomó su forma serpentina, sus enormes ojos opalinos siguiendo el olor intenso del chocolate y abriendo una boca repleta de dientes afilados. Cualquier otra persona hubiese descrito la imagen como salida de un cuento lovecraftiano pero lo único que le venía a la mente era adorable.

"¡No somos adorables!" Ve gruñó devorando la tableta en un sólo mordisco y convirtiéndose de nuevo en un masa informe.

–Lo que tu digas, Ve. –Eddie sacudió la cabeza con exasperación y cogiendo otra tableta de su alijo, rompió una onza y la mordisqueó. Al menos uno de los dos era capaz de disfrutar del sabor amargo del chocolate deshaciéndose contra su lengua.

Ve continuaba quejándose entre dientes, indignado con el calificativo ignominioso. Eddie intentó no reírse, mientras Ve inundaba su mente con imágenes de ellos como Venom, sus más de dos metros y la enorme mandíbula capaz de arrancar de cuajo una cabeza humana y hacerla añicos en segundos.

–No es lo que estoy viendo ahora mismo. –Eddie posó sus labios contra la masa informe que ondeaba sobre su pecho.

"No somos adorables" Ve susurró. Un tentáculo se separó del resto del cuerpo, enrollándose alrededor de la muñeca de Eddie.

–Vale, vale. –Eddie alzó las manos en señal de rendición–. No quería ofender.