Mentiras

152 30 0
                                    

–¡Ve! ¡Déjate de tonterías! –Eddie intentó levantarse de la cama pero su cuerpo pesaba como si estuviera lleno de cemento–. ¡Ve! ¡Nos harás llegar tarde! –Apenas era capaz de mover los dedos.

"¿Vamos a hablar?" el rostro de Ve se formó, sus enormes ojos lo miraban fijamente y la lengua resbalaba goteando sobre su camiseta de tirantes.

–Luego, Ve –Eddie refunfuñó.

"No" Ve gruñó. "Ahora".

Eddie miró el reloj sobre su mesilla de noche. No había sido capaz de entregar nada para el número de esa semana y no quería que Jack tuviera más motivos para quitárselo de encima. Su nombre seguía teniendo una cierta reputación que no le facilitaba las cosas. No podía permitirse volver a llegar tarde.

–No me culpes cuando no pueda pagar el alquiler –Eddie refunfuñó. Ve le devolvió el control de su cuerpo–. No se que esperas que diga, sólo era una pesadilla.

"¿Por qué intentas mentirnos?" El rostro de Ve seguía a escasos centímetros, Eddie estaba convencido que había hecho crecer una segunda fila de dientes.

–¡No miento! ¡No era más que una pesadilla! Han sido unos meses estresantes. Antes o después iba a pasar. Y al menos soy capaz de funcionar como una persona la mayor parte del tiempo.

No esperaba que Ve lo comprendiera. Eddie recordaba lo que era intentar funcionar sin un chute que mantuviera sus demonios alejados y los largos meses de recuperación, las reuniones y los consejeros que decían poder entenderle.

"¡No nos dejas entender!" Los tentáculos de Ve lo encadenaron con fuerza, dejándolo inmovilizado contra la cama.

–No hay nada que entender. –Eddie apartó el rostro sintiéndose tremendamente pequeño. Cualquiera hubiese sido mejor que un fracasado depresivo.

"¡Cualquiera!" Ve rugió enfurecido. "Eres nuestro, Eddie" el simbionte le lamió la mejilla, la saliva empapándole el rostro. Algo no iba bien. Ve se quedó congelado, la atención puesta en los ruidos que venían desde el recibidor.

Eddie oyó el golpe seco contra la puerta a la vez que notaba todo su ser sumergirse en el cuerpo de Venom.

–¡Venga, va, va, va! –Los gritos llegaban desde el otro lado de la pared. El ruido de pasos resonaba en el comedor. Eddie estaba convencido que el clic casi imperceptible había sido el de los rifles de asalto preparándose para disparar.

Los primeros disparos atravesaron la puerta de la habitación y se clavaron contra la pared. Venom rugió al notar las balas rebotando contra su piel azabache. Era como volver a estar en casa, Carl suplicando por su vida. En los pensamientos de Ve sólo había espacio para una idea. Esos hombres intentaban hacerle daño a Eddie. Venom salió en su encuentro, sus brazos alargándose en tentáculos infinitos que pillaron desprevenidos a sus atacantes. Eddie podía contar una docena. El primero salió disparado contra la pared, cayendo inconsciente al suelo. Los gritos se repetían y los casquillos de bala inundaban el suelo de parquet.

Venom se abalanzó sobre otro de los asaltantes, con sus fauces abiertas, sus dientes rompiendo hueso y el sabor de la sangre espesa contra su lengua.

"¡Ve! ¡No!" Eddie intentó sacar a Ve de su trance. Las balas seguían mordisqueándoles la piel mientras se deleitaban en las vísceras del cadáver entre sus garras. "Son policías. ¡No nos comemos a la policía!".

"Nos han atacado en nuestra casa. No son buena gente" Venom se giró, derribando bajo su peso a otro hombre. Eddie podía notar el olor del miedo. La lengua de Ve, tan extraña, goteaba saliva ensangrentada y los dientes parecían salidos de una pesadilla, brillando en un rojo carmesí. El crujido de los huesos partiéndose bajo la presión de las mandíbulas de Venom resonaba en la cabeza de Eddie.

Venom seguía relamiéndose cuando un pitido intenso y profundo los atravesó, haciéndolos tambalear.

"¡Ve! ¿Estás bien? ¡Ve!" Eddie gritó contra la masa que era Venom intentando conseguir una respuesta. El simbionte apenas era capaz de articular pensamientos complejos, embargado por el dolor. Casi como una respuesta automática, Venom corrió atravesando la ventana y dejándose caer al vacío.

Los gritos se repetían allí donde iban. Fueran quienes fuesen, sabían quién y qué era Eddie. Sabían quién era Venom.

MALA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora