Despierta

155 33 0
                                    

Tras meses en el más completo ostracismo, Jack había llamado para ofrecerles de nuevo su puesto, significara lo que eso significara y, de un día para el otro, las mañanas en las que Eddie no salía de la cama antes de mediodía habían desaparecido casi por completo. El Otro no entendía la necesidad de levantarse cada mañana con el horrible pitido sacándolos de su estado de aletargamiento pero el orden parecía ser beneficioso para su huésped.

Todo parecía ir bien.

El Otro era observador pasivo cuando la chica de recepción se sonrojaba al ver sonreír a Eddie. El Otro sabía que Eddie era un ser sociable, lo había visto en los recuerdos de María pero era extraño saborear las endorfinas cada vez que algún compañero de trabajo le daba una palmada cariñosa en el hombro. El Otro se había vuelto adicto al sabor dulce de un Eddie orgulloso de sí mismo.

Todo parecía ir bien.

Quizá por eso la pesadilla lo había pillado desprevenido. Cuando se había dado cuenta, Venom estaba despierto, sus garras habían perforado el colchón y partido el somier.

"Eddie, despierta" El Otro liberó a su huésped pero lo siguió abrazando, sus tentáculos rodeando su pecho. Aún dormido, las lágrimas recorrían las mejillas de Eddie y su cuerpo temblaba. El Otro no tenía más que fragmentos inconexos del sueño que los atormentaba pero la ansiedad era bien real. El sabor amargo casi les provocó arcadas. El Otro notaba el sabor del cerebro de Carl entre sus mandíbulas, la sangre caliente les resbalaba por la barbilla.

"Eddie, despierta" el Otro suplicó hundiéndose hasta las entrañas, asustado que notar su masa viscosa contra la piel sólo lo estuviera hundiendo aún más en su subconsciente.

Eddie se despertó de golpe, el sabor de la sangre aún intenso contra su lengua y no pudo evitar que se le revolviera el estómago.

–¡Oh! Dios. –Eddie se levantó, intentando llegar a la taza del váter antes de devolver lo que quedaba de su cena.

Agotado, Eddie alargó el brazo para tirar de la cadena y se quedó allí sentado con la cabeza apoyada en la taza.

–S-sólo era un sueño. –Eddie se repetía a sí mismo intentando controlar su pulso–. S-sólo era un sueño. ¿Por qué parecía tan real? –Su huésped parecía haberse quedado sin lágrimas pero todo su cuerpo seguía temblando.

Lo único que el Otro quería era envolverlos en su cuerpo y protegerlos de todo lo que quería hacerles daño, pero era difícil cuando su enemigo era el cerebro de Eddie.

–Ve, ¿crees que podrías? –El Otro nunca había oído a Eddie tan inseguro de sí mismo–. Abrázame, por favor.

Una docena de filamentos azabache empezaron a emerger desde todos los rincones del cuerpo de Eddie, arropándolo con un cuidado casi reverencial. "Lo que necesites, Eddie".

MALA VIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora