Presos

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Quinto capitulo

Narrador universal

Mía llamó a sus padres a penas subió a la ambulancia, llegaron corriendo al hospital por más que no fue grave, a Pablo lo iban a tener unas horas en revisión pero no era nada importante, sus dos vecinos no se movieron de allí desde que el fue internado.

—Quiero entrar a verlo Manu, me siento mal— los dos se encontraban en el pasillo frente a la habitación del joven Bustamante, aprovecharon cuando los padres de ellos fueron a firmar unos papeles para acercarse al cuarto —Ahora si que se me fue la mano, eso me pasa por ser tan terca—

—Tu les declaraste la guerra Marizza, no puedes sentirte mal—

—Bueno pero me siento pésima, lo quiero ver, no me gusta que este ahí por mi culpa por más que sea un muñequito de plástico—

—El no va a querer verte, lo sabes— le recordó —Y es entendible, yo en su lugar tampoco querría—

—¿Por qué no? fue sin querer—

—Marizza lo que le hiciste es muy grave, tu sabías como podía terminar esto, y aún así lo hiciste— la regañó —Desde que comenzaste la secundaria que haces estas cosas, tienes que dejar de ser tan cruel con cualquiera que se te acerque, no todos son malas personas—

—Yo no quiero ser lo que soy, pero tampoco puedo cambiarlo— confesó —Se me fue la mano, lo admito, pero te prometo que esta va a ser la última vez que vea a Pablo, quiero pedirle disculpas, y luego de esto voy a alejarme de él para siempre, no quiero lastimarlo más—

—Él no va a perdonarte——

—Yo voy a verlo igual, me tiene que escuchar— se levantó de su asiento y entro a la habitación sin siquiera tocar la puerta

—Marizza ven aquí— el se quedo esperándola en la puerta

—Pablo ¿estas bien?— él estaba durmiendo, llevaba puesta una bata celeste del hospital—Pablo desperta—  abrió los ojos como platos al oír quien era

—Ándate, aléjate de mí o llamo a la enfermera— dijo asustado —No quiero verte, Marizza, ya ganaste—

—Espera Pablo, déjame explicarte, te juro que no quería...— trato de tocar su mano, pero él rápidamente la alejo

—Déjame, ándate Marizza por favor—

—¿Qué haces vos acá?— Mía salió en ese instante del baño de la habitación— Casi lo matas ¿no te alcanza? estás contenta ¿no? lo dejaste internado —

—Esto es entre el y yo, huequita, no te metas—

—O te vas por las buenas o te saco yo por las malas grasita— la amenazo, Manuel al oír la discusión entró— Ah bueno ¿ustedes dos no entienden no? se van ¡YA MISMO!—

—No me voy a ir hasta que tu hermano me escuche, por favor Pablo, déjame explicarlo—

—Ya te estoy escuchando, trastornada— respondió de mala gana

—Pero necesito que hablemos a solas, Pablito— insistió —Yo no quería hacerte daño... o por lo menos, no tanto—

—¿Vos a solas con mi hermano? seguí soñando, loquita—

—Mía cállate por favor— dijo tratando de no perder la calma

—¿Me das ordenes encima?— se acercó a ella y le tomó el pelo— Aléjate de mi hermano, gusana—

—Sácame tus manos roñosas de encima antes de que te las corte—

—¿Qué me vas a hacer? taradita— 

Complicado(s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora