Un día con los Bustamante

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segundo capitulo

Narrador universal


—Nunca voy a entender porque nos están haciendo esto— dijo el rubio, colgando la llamada

Su hermana lo miraba confundida, ella estaba retocando su maquillaje arriba del taxi, camino nuevamente a su hogar.

—¿Hablaste con papá?— preguntó ella —¿Qué te dijo?—

—Si, le pedí explicaciones, pero no quiere decir nada, me tienen cansado—

—Supongo que cuando lleguemos a casa algo nos van a tener que decir, no creo que nos hagan venir por nada—

—Este era nuestro último año, Mia— suspiró —No entiendo como de un día para el otro, nos sacan del colegio, nos hacen irnos del país, para volver con ellos... querían que tengamos un futuro mejor, y nos mandaron, ahora dicen que nos extrañan, y nos traen de regreso, parece que somos sus marionetas—

—De todos modos, yo prefiero a estar en casa, antes que en ese colegio horrible—

—Ese lugar era nuestra casa, estamos ahí desde que tenemos once años, Mia— se quejó —Nos acostumbramos al idioma, a la distancia, a las costumbres de allá ¿por qué tuvieron que sacarnos todo lo que teníamos?—

—Calmate, Pablo, todo se va a acomodar— terminó de aplicar su brillo labial, y lo guardó en su bolso.

Un mes atrás, Mia y Pablo habían estado en Argentina durante unas semanas, como todos los años vinieron de visita a la casa de sus padres, la cual no sentían como si fuera de ellos. Siempre estuvieron lejos, nunca tuvieron un lugar al cual pertenecer, estudiaban en un colegio internacional de allí, donde compartían el cuarto con otras cinco personas más.

Cuando eran niños, fue un cambió muy importante para ellos, estaban tan acostumbrados a su hogar, a vivir con sus padres, tenían su colegio a solo un par de cuadras de su casa, tenían muchos amigos... y de un día para el otro, estaban en otra escuela, otro país, otro grupo de personas, lejos de todos. Pero por lo menos, estaban juntos.

Mercedes e Ignacio sabían que era imposible separar a sus hijos, los mellizos tenían una conexión muy fuerte, a donde iba uno, estaba el otro, siempre fueron así. Se entendían entre ellos, eran casi que la misma persona.

Viven en un vecindario importante, con una casa quizás no tan lujosa como las demás de la cuadra. La heredaron de la tía de su madre, cuando falleció. La casa estaba en un buen estado, pero con el tiempo se fue deteriorando, y nunca tuvieron el dinero suficiente para restaurarla, la familia Bustamante aparentaba tener dinero, pero su realidad era muy distinta a eso. 

Su casa es la más pequeña del vecindario, ya que perdieron la mitad de su terreno hace unos cuantos años, cuando los Spirito ofrecieron una gran cantidad de dinero a cambio de su espacio. De todos modos, cuentan con una casa de dos pisos, abajo esta el comedor/cocina, el cuarto de baño, y las habitaciones de sus padres y Mía. En el segundo piso, hay una terraza, y el cuarto de Pablo.

Antes, era una habitación para guardar herramientas, y cosas que ya no se usaban, pero al mudarse, la tomaron como un cuarto para su hijo varón. Tenía un ventanal enorme, que daba a la casa de enfrente. Pablo y Mía podían pasar horas tratando de espiar la casa de al lado cuando eran niños, ellos soñaban con todo lo que veían allí. También tenían un pequeño jardín, pegado al muro de la casa Spirito.

Al llegar los mellizos Bustamante a la puerta de su casa, salió a recibirlos su padre, con seriedad, se lo veía estresado

Los abrazo a los dos y los ayudo a entrar sus cosas, se sentaron en la mesa del comedor los 3, los jóvenes estaban algo incomodos, pensando en que se habían equivocado, que era tan grande para que los obliguen a mudarse.

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