Hermanitos

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dieciseisavo capitulo

narrador universal

—¿Marizza? hace mucho no me llamabas ¿paso algo hijita?— preguntó su padre al verla entrar, detrás de ella entraron Mía, Manuel y Pablo, los cuatro muy serios

—¿Por qué nos llamaron a los dos?— preguntó el señor Bustamante al ver con preocupación esa emboscada 

—Ignacio, Fabricio, siéntense tenemos muchas cosas de las cuales hablar—dijo la colorada sin vueltas

Sus padres se sentaron en un sillón, en otro se sentaron Mía y Manuel y en el que quedaba Marizza y Pablo

—Mía ¿Qué te dije de este chico yo? no me gusta que esten juntos, ya lo hablamos— fue lo primero que dijo su padre, quizá para cambiar el rumbo de la conversación, en el fondo ambos sabían sobre que era

—Tengo diecisiete años papá, ni vos ni nadie va a darme ordenes y mucho menos después de todo lo que me hiciste— dijo agarrada a la mano de su novio —No trates de cambiar de tema—

—¿De que quieren hablarnos? no tengo mucho tiempo, tengo que regresar a la empresa— preguntó Fabricio, algo nervioso

—¿No les parece raro que estén en el mismo lugar sin pelear?—preguntó Pablo— digo, eran amigos, trabajaron más de 10 años juntos, vivían uno al lado del otro y de repente un día Fabricio se acostó con mamá ¿no?— había cierta ironía en su comentario, Ignacio se removió incomodo en su asiento —Por lo menos esa es la historia oficial—

—Claro, que raro verlos como si nada— agregó Mía— las familias eran muy unidas antes... ustedes eran muy unidos, cuando éramos chiquitos usted y su esposa venían a comer a casa, o nosotros a la suya incluso—

—Obviamente cuando yo no estaba porque los Bustamante siempre me dieron asco, y no me equivoque, ahora entiendo porque— escupió Marizza —Mi instinto nunca falla—

—Somos adultos, tenemos que saber manejar estas cosas, es algo entre nosotros— dijo Ignacio tratando de alivianar la situación —Lo importante son ustedes, no nuestras cosas—

—O capaz la historia no fue como nos contaron— volvió a hablar la colorada

se notaba a kilómetros su molestia, desde los siete años que conoce a Ignacio, siempre vivieron al lado de su casa y nunca logró tolerarlo, pero a los que realmente nunca puso soportar fue a sus hijos, las pocas veces que hablo con ellos le alcanzó para odiarlos. Marizza odiaba a los Bustamante desde el primer día que los conoció. 

Por eso, cada vez que se reunían, ella mágicamente se sentía enferma, tenía mucha tarea, se iba a casa de alguna amiga, o alguna excusa que se le ocurría en el momento. 

—Es raro verla a mamá tan destruida y a vos tan bien, siendo que ella te engaño— hablo el rubio— Cuando yo estaba en casa ella no comía, no salía de su cuarto, me daba lastima a veces, pero después me acordaba que ella solita se lo busco y se me pasaba—

—Claro, mamá fue la zorra que separo a nuestra familia, se merece lo que le pasa ¿no papá?— hablo Mía, tratando de hacer que revele la verdad. Esta era una de las cosas que más les dolía, sentían lastima por su padre y bronca hacía su madre, cuando en realidad las cosas habían sido al revés, Bustamante la había engañado

—Mía, Pablo, no hablen así de su madre, son cosas de adultos— contestó el, sin saber que más decir

—Son cosas que nos involucran a todos Bustamante, no solo se destruyeron ambas familias, sino que también nos pusieron a todos en la misma escuelita, como si fuésemos hermanitos— dijo con ironía, como siempre, era su forma de poder decir las cosas 

Complicado(s)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora