01. Había una vez.

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No era un secreto que Pandora D'aro era una cajita llena de sorpresas y curiosidades por dentro. Siempre siendo amable, sincera y cordial con todo el mundo, era la clara representación de una chica Hufflepuff.

Y le sentaba muy bien el color de la casa, casi de forma inmediata el Sombrero Seleccionador había decretado que era una increíble tejón.

Por eso, cuando llegó la noticia a su madre Regina, la poderosa y aclamada fiel seguidora del Señor Tenebroso en su época, no se hizo esperar y estuvo a punto de cambiarla a Beauxbatons ya que debía estar en Slytherin como el resto de sus antepasados.

Sin embargo, bien decían que los chicos de la casa de los tejones y colores dorados eran leales a más no poder. Eso significaba, que cuando llegara el momento, Pandora haría justicia a su nombre y traería la desgracia y el caos que era necesaria, convirtiéndola en una devota y leal mortífaga, ¿verdad?

A veces quería hacerse la desentendida, sin embargo, no podía desligarse del hecho de que su madre fue una de las duelistas más fuertes y capaces entre las líneas del Señor Tenebroso, incluso siendo íntima amiga de Bellatrix Lestrange.

Gracias a eso, durante los últimos tres años, para Pandora había sido algo dificultoso hacer amigos. Se había acostumbrado a escuchar cuchicheos detrás de ella, de chicos prejuiciosos que creían que en cualquier momento lanzaría un Crucio incluso cuando en más de una ocasión demostró que ella no tenía nada que ver con las prácticas de los mortífagos.

Al menos, tenía a Cedric, que antes de ser su novio había sido su amigo y lo siguió siendo aún después de la ruptura. Con él a su lado, las cosas eran más sencillas, además de aquellas otras personas que le hablaban olvidándose de que su madre eligió el camino incorrecto, como los Weasley o ese chico Potter, como Luna Lovegood o Greta Park.

Aún así, era algo cansino el hecho de escuchar aquellos comentarios hirientes a cada paso que daba.

Un nuevo año comenzaba. El cuarto año prometía bastante. Tal vez sería una nueva travesía y ella al fin conseguiría alguna distracción que hiciera que nadie la molestase.

Cruzó el muro que la llevaría directamente a la estación 9¾ y avanzó con su madre cerca de su figura. A veces se cuestionaba como es que era posible que hubiese podido ser mortífaga. Era casi imposible creerlo... bueno, a veces.

Desde que ingresó a Hufflepuff, Regina se volvió algo despiadada y dura con ella, siendo más exigente de lo que jamás había sido. En ocasiones se olvidaba de aquello y vivían de unos dulces y conmovedores momentos madre e hija... hasta que volvía a recordar que la menor era nada más y nada menos que una tejón.

-Mándame una carta cada mes. Trataré de estar al corriente con ellas -la mujer pronunció con cautela, acomodando los mechones de cabello que se le enredaron a la menor. Ella sonrió, deseosa de abrazarla y despedirse de una forma afectuosa.

Tales of Pandora (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora