𝐓𝐎𝐏 ┊ ➶ ｡˚ Había una vez, una chica de relucientes ojitos avellanas y sonrisa de ensueño, que transmitía su magia incluso sin la necesidad de utilizar una varita.
Había una vez, un chico de cabellos de plata, con mil y un misterios escondidos en...
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La semanas se fueron de forma lenta entre los alumnos que estudiaban en las instalaciones de Hogwarts. La expectativa por saber quién sería elegido para representa a cada escuela estaba alta, todos emocionados y alarmados por quién sería el que llevaría el honor de participar.
Por supuesto, durante ese tiempo, las cosas habían estado, por suerte, muy bien. Las clases, aunque le sofocaban, como siempre consiguió notas altas. No tanto como las de Hermione Granger —se cuestionaba si esa chica dormía— pero lo suficiente como para poder cerrar bocas y demás.
Gracias al cielo, nadie recordó el hecho de que pronunció la maldición Cruciatus en voz alta, ya que todos solo podían hablar sobre la demencia que presentaba el profesor Alastor.
Iba a ser sincera, todavía le daba mala espina, pero comprendía su locura. Trabajó por un gran tiempo como auror y fue un reconocido cazador de mortífagos, así que, el hecho de que su cabecita estuviese algo descabellada, le parecía muy normal.
Por otro lado, Draco cada vez era más y más raro. Habían compartido trabajos, tareas y cosillas así en esas semanas, donde se limitó a quedarse callado o a hacer algún que otro comentario ocasional, aprovechando la oportunidad que tenía de llamarla "decepción andante".
Pero como mencionó, Malfoy cada vez estaba más raro. Parecía comportarse de cierta forma con ella y de otra con el resto de los chicos, lo cual le colmaba la paciencia, aún más cuando la atacaba enfrente de otros.
—¡Uy! ¡Le gustas a Draco Malfoy! —Exclamó dramática Greta, haciendo que se sonrojara. Ambas estaban en la biblioteca haciendo su tarea de Herbología, lo que les daba la oportunidad para que ninguno de los otros compañeros de su casa las escucharan— no me sorprende, se conocen desde niños. Tal vez por eso siempre te molesta.
—Entonces está loco. Si cree que de esa forma llamará mi atención ¡está muy equivocado! —Farfulló, inquieta, asustada ante la idea.
—Oye, solo era un chiste. ¿Por qué te preocupa tanto? —Pronunció. D'aro sintió las mejillas enrojecerse y pretendiendo ignorarla, continuó buscando los libros necesarios para su tarea— espera... ¿te gusta Draco Malfoy?
—¡Greta, guarda silencio! —Pidió en un altivo susurro, alarmada. La asiática se le quedó mirando. Ni siquiera se sentía capaz de reírse de algo como eso—. Es solo una tontería.
—¿Desde cuándo? ¿Fue este año? —Cuestionó, llena de duda.
Se sintió avergonzada, tímida. Sostuvo sus libros y le indicó en silencio a Park que la siguiera, cosa que su amiga hizo, interesada en escuchar aquello que se había tenido guardado por tanto tiempo.
—Me parecía lindo desde niños... pero también lo odiaba —confesó, con desdén. Podía recordarse como una niñita que buscaba llamar su atención para que justo cuando llegara el momento ¡él viniese y le echara helado encima!— no es un secreto que desde pequeño ha sido un idiota... pero ¿me vas a negar que es lindo?
