𝐓𝐎𝐏 ┊ ➶ ｡˚ Había una vez, una chica de relucientes ojitos avellanas y sonrisa de ensueño, que transmitía su magia incluso sin la necesidad de utilizar una varita.
Había una vez, un chico de cabellos de plata, con mil y un misterios escondidos en...
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Madame Sprout no sabía nada de baile, así que cuando se acercó desesperadamente a ella a buscar que le ayudase un poquito para no quedar en ridículo frente a todos por no saber bailar, la bruja le invitó un tónico con el que estaba experimentando.
Le adormeció la lengua, pero estaba rico.
Había ido a buscar de su ayuda porque Ginny Weasley había dicho que la profesora McGonagall los había estado poniendo a practicar para que enaltecieran el nombre de su casa como siempre. Bromeó sobre estar agotada, pero que era divertido ver a los muchachos de Gryffindor moverse como troncos.
Greta había estado intentando enseñarle, pero por mas que quisiese no podía dar ni un solo paso sin pisarle uno de los pies. La coreana se había divertido con eso en un principio, pero poco a poco comenzó a perder la paciencia y se sintió terrible consigo misma por no poder ayudarle del todo.
—Solo debes dejar que la otra persona te guíe, no tienes más que hacer —le aconsejó con amabilidad, volviendo a colocar su mano en la cintura de una inquieta y asustada Pandora— relájate, no voy a morderte... si no quieres.
—¿Qué? —Curioseó extrañada, algo confundida, pero pronto se vio interrumpida ya que Park se echaba a bailar.
Trató de seguirle el paso, sin embargo se sintió descoordinada y fuera de lugar. Lo intentó a más no poder sin conseguir que sus dos pies no pisaran a la joven que se apartó adolorida cuando la suela de sus zapatos le alcanzaron con fuerza.
—¿Q-quieres ir a la enfermería? —Curioseó, preocupada. La asiática intentó aguantarse el dolor y sonrió, su expresión compungida alertando a la morocha.
—Estoy bi-bien, D. No te preocupes —afirmó— ¿no quieres descansar? Creo que has avanzado mucho el día de hoy.
—No tienes porqué mentirme. Sé que he estado empeorando —masculló desganada, dejando que su cansado cuerpo se derrumbara en el acolchado en un golpe seco.
—En tu defensa, le has echado muchas ganas, ¡solo te falta práctica! —Intentó animar, mas el gesto de agobio de su amiga no parecía cambiar en lo absoluto.
Maldijo en su mente y se fue a acomodar a su lado, aún adolorida de los pies.
Las semanas se le estaban yendo en algo que no podía dominar del todo y que la impacientaba a más no poder al no conseguirlo. Escuchaba a todo el mundo haciendo gala y presumiendo de sus habilidades para la danza, mientras que ella apenas y podía dar dos pasos sin aplastarle los dedos a quien la acompañara.
Además, no sabía ni para qué se estaba esmerando tanto. Nadie la había invitado y no parecía que alguien tuviera intenciones de hacerlo. Creyó que podría ir con Cedric en plan de amigos, pero él iría con la chica Cho Chang de Ravenclaw —no precisamente como simples amigos— y no solo eso, sino que abriría el baile junto al resto de los campeones.
