Cuando veía mi reflejo por mucho tiempo sentía miedo, tristeza, dolor y un poco de duda, porque no me veía, por lo tanto, venían pensamientos extraños a mi mente que ves tras vez, se repetían, hay dentro ¿Cuál es mi destino? ¿Quién soy? ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Me gustaría ser diferente? ¿Qué es la vida? ¿Soy quien realmente digo ser? ¿Seré yo mismo o la copia de otra persona?
Ese horrible vacío existencial se quedaba en mi cabeza un largo rato hasta que lograba distraerme con otra cosa y las preguntas planteadas se deshacen sin respuesta para luego repetir el mismo proceso semanas después, a veces días o meses, pero siempre volvían a torturarme.
Para ser sincero no sé por qué lo hacía de nuevo, sabía que las dudas automáticamente aparecerían, además pensaba que esa vez sí podría responderlas, valía la pena intentarlo porque algún día me sentiría mejor y vería la vida de una manera distinta...
Extraño eso.Ahora cada vez que miro al espejo, en mis ojos solo se refleja error tras error, decepciones y malas decisiones que me atormentan por días, las dudas existenciales se fueron porque ya no siento ningún tipo de interés por mi existencia, no me importa qué soy ni qué hago aquí, de todas maneras, responder esas preguntas no van a resolver absolutamente nada.
La monotonía se apoderó de mi vida y en lugar de evitarla, la abracé como mi mejor amiga, de todos modos, cualquier intento por deshacerme de ella será agotador y realmente no me sobra energía.
Me acuesto en la cama mientras escucho música en el celular, así hasta las 11 pm que es mi hora de dormir, está vez decidí escribir para aquellos individuos que están cansados de vivir, ya que hace tiempo no lo hacía, y ya me hacía falta.
Pero mi raciocinio siempre ha bailado entre la línea del escepticismo y la credulidad por lo que una parte de mí insistía en que era una señal así que lo intente sabía lo que quería y está vez no la dejaría pasar, porque entre la angustia y la agresividad se encierra un sentimiento de frustración que no se puede aceptar, y negarse a la idea de perder un ideal de placer, de necesidad o de deseo es inaceptable.
Es la lucha interna entre el deseo y el deber, es como un dolor fuerte que aprieta la barriga la presiona hasta dar náuseas, y las lágrimas brotan como manantial de aguas cristalinas, tu deseo solo es quedarse hay, quedarte para satisfacer ese deseo esa necesidad de estar sin estar, de hacer sin hacer.
Porque tu cabeza es como una caja de sorpresas un desafío cotidiano en donde no saber es la regla estable lo único válido, lo aceptable para que estés tranquilo, esa obsesión te deja tranquilo, pero también te aísla, te aleja, te deja fuera, te pierde en un falso sentimiento de bienestar.
Por eso decidí abrirme a la soledad, contarle mis secretos, mis verdades ocultas, todo de mí sin ningún tipo de venda, simplemente me desahogué como nunca, noté que es mejor compañía que la mayoría de las personas, más sincera que nadie escudriña el alma como ninguna persona lo puede hacer.
Por eso elegimos la soledad y cuando estamos solos no sabemos qué hacer con ella, elegimos estar acompañados y cuando lo estamos nos molesta, saber elegir no alcanza, pero tampoco llena, en soledad la compañía sobra, en compañía la soledad se anhela, somos contradicciones en un mar de emociones.
Así como en un mundo de ciegos el tuerto es el rey, en un mundo de sordos el hipo acústico es el rey, en un mundo de mudos el tartamudo es el rey en un mundo donde todos miran, pero nadie ve ¿Quién es el rey?, y en un mundo donde todos oyen, pero nadie escucha ¿Quién es el rey?, y en un mundo donde todos hablan, pero nadie dice ¿Quién es el rey?, que es importante para ser rey ver, escuchar, decir, quizá solo sea comprender que no se ve con los ojos no se escucha con los oídos y de ser así quién es el rey vivimos en una sociedad donde el más fuerte prevalece entonces ¿El más fuerte es el rey?
Somos simples peones es este juego de ajedrez, nos dejamos guiar por sentimientos y actitudes que adoptamos de los demás somos simples copias, si fuéramos nosotros mismos y dejamos aún lado los prejuicios todo sería diferente, sin embargo, nos dejamos llevar del maldito ego quien fabrica una fortaleza para proteger sus intereses, su ganancia y gratificación, sus muros son los prejuicios y tradiciones y el escudo su autoridad psicológica con sus normas y estatutos, su moral es la lógica del caos nacida del miedo que surge en la ignorancia de buscar seguridad, una seguridad falsa que nos hace creer ser un ser superior.
Pero mi futuro está truncado porque no puedo dejar mi pasado, ese pasado que no me deja seguir, por más fuerte que sea o parezca, con solo recordar me desbarató y solo pienso en soñar, me tiró al suelo deseando que acabe, y es ahí cuando empezaba a nadar a contra la corriente.