CAPÍTULO 2 3

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Cuando sus delgados dedos se aferraron cuidadosamente al delgado brazo de Satoru, impidiéndole que siguiera avanzando, algo dentro de ella comenzó a quebrarse. Su corazón martilló en su pecho llegándole hasta casi sentir físicamente el dolor que le causaba que él estuviera en ese lugar. 

Por más que quisiera negárselo a ella misma, por cuantas tantas veces lo atribuyera con una alucinación errónea, no había duda alguna, incluso cuando no pudiera verlo por el polvo que se alzaba entre ellos, su voz estaba tan grabada en su mente como su propio nombre.

Apretó en un puño la mano que tenía libre y al no estar usando los guantes oscuros se podía notar el contraste de la piel más clara en sus nudillos por toda la fuerza que estaba aplicando.

No sabía exactamente que hacer en ese momento por todo el remolino de emociones que estaba teniendo, lo ideal sería ponerse en modo de defensa como momentos antes lo había estado haciendo para proteger a Satoru, pero aquello había sido distinto ya que creyó casi con toda su alma que el que estaba allí  se trataba de Madara, nunca sospechó de Sasuke.

¿Él se había convertido en el peligro que ella debía evitar? 

La pared de polvo que se había levantado fue despejada del lado de ellos cuando el Uchiha sacó la katana en un movimiento que imponía el inicio de una lucha por obtener lo que ellos buscaban.

El filo resplandeciente de la katana ocupó el lugar que antes le pertenecía a la mujer que ahora estaba detrás de él. 

Los dos avanzaron hasta quedar a la vista de Sakura, enseguida vio los cabellos negros de él, al bajar la mirada pudo ver a través de sus ojos la sorpresa que quería ocultar de verla en ese lugar, y aunque no tuviera un espejo con el que verse podría jurar que ella compartía el sentimiento, solo que cargado de una decepción que agobiaba su corazón.

Antes que él pudiese hablar de nuevo, ella lo interrumpió.

—¿Qué haces aquí?

Su mirada oscura permaneció estoica y no pareció importarle lo que ella estuviera sintiendo de ver en lo que estaba siendo capaz aun después que había logrado su tan anhelada venganza.

—Hazte a un lado Sakura.

Fue todo lo que dijo, no apartó la mirada de ella. No tenía motivos para hacerlo, pero ella sí, sus ojos jade se posaron ahora en el arma que estaba portando en su mano derecha firmemente, no le apuntaba directamente con esta, aunque repasando los escenarios anteriores que vio antes de venir ahí, comenzaba a dudar seriamente que él sí fuera capaz de usarlo en ella.

—Sakura —Su voz demandó lo que le había pedido hacer casi como si fuera tan simple como obedecerlo.

—No, el que se va a mover de aquí, serás tú. ¿Por qué haces esto? Una vez me dijiste que querías vengar a tu clan acabando con tu hermano mayor. —tragó saliva intimidándose un poco por la mirada amenazante que le estaba dando Sasuke, más decidió no callarse —Ya lo hiciste. ¿Por qué no regresas a la aldea Sasuke-kun?

Karin los miró a ambos con el ceño fruncido, procesando toda la información sobre ambos, comprendiendo así que tal y como llegó a sospechar, se conocían de antes.

—No volveré nunca a ese lugar —la ira cargada en cada palabra casi se podía palpar, su mirada azabache se desvió de su antigua compañera al percibir los movimientos de un niño que ahora se escondía detrás de las piernas de la pelirosa ocultando su cuerpo de ellos y solo mostrando la mitad de la cara.

Cabello rubio y ojos jade. Lo recordó perfectamente y otra vez la duda comenzó a picar.

Una vez más ese mal sabor de boca. Debía de dejar de pensar en eso, no lo llevaría a nada que pudiese serle útil para su venganza.

—¿Por qué no?... Nunca pensé que llegaras a convertirte en un... en alguien capaz de cometer esto —ignorando por completo la molestia que estaba sintiendo atrapó de vuelta los ojos jade de la chica y el sentimiento fue peor, él siempre fue capaz de leerla de cierta manera al verla directamente. Y la decepción mezclado con tristeza movió algo en él que no fue capaz de reconocer y pensó que tampoco sería bueno profundizar en el tema o terminaría descubriendo lo que era y no quería hacerlo.

—No es asunto tuyo Sakura, es mi vida y puedo hacer lo que quiera con ella, ahora muévete y déjame seguirla. 

Ella no cedió cuando él se acercó en compañía de Karin que fijó su atención en Satoru y luego en el tesoro que estaba cerca de él.

—Detente —no quería pelear con él, pero esto estaba escalando muchos niveles que no estaba seguro que se los permitiese, invadiendo ese palacio, matando a docenas de hombres a sangre fría, era un criminal.

Decidió ignorarla, pero al pasar de largo junto a ella, alguien lo detuvo agarrando sus ropas, por un instante creyó que había sido ella, pero al volver la mirada se encontró con unos ojos tan parecidos a los de Sakura y a la vez a los de él.

Intentó controlar la ira que lo invadió soltándose bruscamente del débil agarre del niño, pero ahora una mano mas femenina lo detuvo, sin prestarle mucha atención a quién era se soltó de igual manera para ir a coger lo que le había pedido Madara.

Él no había querido hacer todo ese caos en ese palacio, pero Jugo se había vuelto loco y Suigetsu le había seguido la corriente, y él francamente no se iba a oponer a que eliminasen a unos cuantos que fueron parte de su destrucción.

—¡Sasuke-kun! —no, no aplicaría ese tipo de fuerza, no esperaba hacerlo.

Resopló cuando se dio cuenta que sus piernas se habían detenido por sí solas y no le quedó más opción que pensar un segundo la mejor opción para lo que él quería en ese momento.

—Hump —activó su sharingan y escaneó aquel chakra que desprendía ese jarrón. 

—Sasuke —Karin avanzó hasta estar más cerca de él y bajó su tono de voz —Puedo detectar como el chakra del jarrón guarda una conexión con el niño que está detrás de esa mujer, lo mejor sería llevárnoslo también. A Madara le puede interesar.

Fue el colmo. A pesar que la mujer pelirroja había casi susurrado esas palabras, estaban lo suficientemente cerca para lograr escucharla.

Planeaban llevarse a Satoru, ¿es que acaso todo lo que había pasado con Sasuke en el camino para venir hasta allí fue solo para reafirmar que ese era el niño y que ella y Naruto lo estaban protegiendo? ¿Ahora él trabajaba para Madara?

Su posición cambió y alzó los puños llenos de chakra en caso uno de ellos se les ocurriese intentar algo contra Satoru.

—Madara nos pidió el jarrón, no mencionó nada de ese niño —su voz fue alta y clara, casi como si intentase tranquilizar a Sakura con que no se llevarían a Satoru.

—¡No se llevaran mi tesoro! —con voz temblorosa el niño por fin gritó sin dejar de aferrarse a Sakura —¡Váyanse de aquí! ¡O sino mi padre los destruirá!




SABOR DULCE AMARGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora