CAPÍTULO 2 4

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—Hump —no le dio más importancia a lo que decía el niño o su interés crecería, pero era difícil de ignorarlo cuando seguía y seguía gritando ruidosamente a unos cuantos pasos de distancia de él, hasta cierto punto le recordaba un poco a su viejo amigo rubio. 

Su voz era familiarmente chillona y lograba fastidiar sus oídos, obligándolo a querer hacer algo contra él para callarlo. Y le estaba empezando a hartar como no paraba de mencionar que su padre los haría tragar el polvo del piso.

Quiso reírse si no fuera porque no le apetecía hacerlo frente a todos ellos, su padre seguro no haría más que ir a esconderse si estuviera allí. 

Demasiado tarde se dio cuenta que su subordinada lo había defendido de un ataque hacia él.

Se recriminó mentalmente por distraerse de esa manera. Al girarse con su katana resplandeciente del brillo del chidori se sorprendió de ver a la chica que se había atrevido a atacarlo.

Ambas kunoichi peleaban a la par, demostrando cuan capaces eran de ganar en esa lucha sin dejar que la otra la superase en algo y tomara ventaja. Para Karin el vencer a esa muchacha significaba su victoria personal, tenía que demostrarle a Sasuke y a sí misma que ella era mejor ninja, tenía más habilidades, era más inteligente, quería comprobar que era mejor que la mujer con la que se enfrentaba.

No podía permitirse perder porque eso sería rendirse con el único ser humano que le demostró que ella también era una persona, al primero que la trató como tal y le hiso sentirse como si fuera alguien, alguien especial que podía ser algo más que una simple esclava, él era su libertad y sin embargo, él estaba preso de ésta, presa de los demonios que carcomían su alma, privándolo de ver más allá de la oscuridad.

Si él alguna vez había sido su luz que la ayudó a no dejarlo todo, ahora ella quería hacer lo mismo por él, quería salvarlo, pero no sabía cómo, él siempre se alejaba de ella.

Pero eso no impediría que ella lo cediera a esa mujer que seguramente ya tenía una relación afectuosa con el rubio que había visto antes, la chica de seguro ya tenía una familia con el niño que estaba protegiendo detrás de sus piernas, por más que conociese a Sasuke antes que ella, no podría brindarle lo que ella sí que podía.

Lo que no llegaba a entender era el por qué Sasuke se había acercado a ella, ¿qué era esa chica pelirosa para él como para que hubiese ido a buscarla en cuanto se enteró que estaban cerca? No lo comprendía.

—¡Sasuke-kun no hagas esto! Sé que tú no eres así, tú no cometerías algo como esto, regresa con nosotros a la aldea, por favor —le pidió viéndolo directamente a sus ojos fríos, él se estaba convirtiendo en un criminal y ella no quería verlo de esa manera porque sabía que terminaría mal, él no era ese tipo de persona, sabía que dentro de esa coraza dura, había alguien con un corazón noble que solo había sido corrompido por la ira y venganza de que su clan haya sido masacrado por su hermano.

La soledad de ser el único sobreviviente de un clan que alguna vez fue uno de los principales en Konoha, debía de ser muy duro, el perder a su familia y vivir sin nadie que lo acompañe debió haber dejado un vació en su corazón.

Sabía que con Naruto, los tres habían formado un lazo que los unía más allá de cumplir una misión, no desconocía que Sasuke los hubiese visto como su familia, o al menos algo parecido junto a Kakashi-sensei.

Y el ahora verlo allí, junto a esos criminales, siendo uno de ellos al matar a todos esos hombres que solo hacían su trabajo para conseguir un tesoro que se lo darían al mismísimo Madara Uchiha era más de lo que alguna vez imaginó que él se pudiese convertir. Pudo estar de acuerdo que vengara a su familia y clan matando a su hermano si eso le traería paz, pero si ya lo había conseguido. ¿Por qué he de seguir en ese mundo?

SABOR DULCE AMARGODonde viven las historias. Descúbrelo ahora