Capítulo 2

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¿Qué era lo peor que podía pasar si llevaba a Chris a casa? Bueno, supuse muchas cosas, pero ninguna de ellas se compara con lo que mamá hizo al ver a Chris salir del auto por la ventana de la casa.

—¡Oh por Dios! ¡Christopher! ¡Eres tú!

Inquiere en una voz chillona, mientras baja los escalones de la entrada y correr en nuestra dirección, más bien, en dirección a Chris —quien está justo a mi lado—, mamá aprisiona su rostro con sus dos manos y le pellizca las mejillas, un gesto que provoca que Chris suelte un quejido combinado con una risa nerviosa.

—Es un gusto volver a verla, Deborah.

Saluda Chris con amabilidad, mamá se aparta de él segundos más tarde y se acerca a mí para ofrecerme una gran sonrisa y extender sus brazos, no tardo ni un segundo en darle un abrazo, envolviéndome en la calidez que me proporciona.

—Vengan a dentro, van a congelarse aquí afuera. Por cierto, Chris, Mía nunca dijo que vendrías.

Dice mientras los tres vamos a dentro.

—Es porque no lo haría —me apresuro a explicar—. Sucede que hemos estado buscando un hotel disponible para Chris en toda la ciudad y todos están llenos, no cuentan con habitaciones disponibles.

Desde la entrada, observo la encantadora decoración navideña que posa una sonrisa de oreja a oreja en mí, el árbol de navidad está colocado en una esquina de la habitación entre medio de los sillones, de la chimenea cuelgan las botas navideñas con los nombres de mis cinco sobrinos, Camden, Sean, Spencer, Charles, Lucy y Alba.

—Bueno, es una suerte que hayan venido hasta acá, porque justo estaba esperando a Jordan y Evan para la cena —nos cuenta animada, refiriéndose a su esposo y mi hermano.

—¿Vendrá con su esposa? —inquiero curiosa y mamá asiente contenta. Evan, mi hermano mayor, va por su segundo matrimonio y por mucho que quiera decir que conozco bien a su nueva esposa, lo cierto es que, debido a mi trabajo, solo la veo en días festivos y me cuesta recordar su nombre—. ¿Cómo es que se llama?

Mamá intenta recordarlo.

—Evangelina —lo menciona con cautela como si eso le ayudara a memorizarlo.

—Bien, lo tendré en cuenta.

Los tres vamos hacia la cocina, Chris y yo tomamos asiento en la mesa y como es de esperarse, Chris se ofrece a ayudarle a mamá con la cena lo que me obliga a quedarme a cooperar en vez de ir a mi dormitorio y descansar como me hubiese gustado.

Le ayudamos a mamá a preparar sus famosas enchiladas de pollo y ensalada.

—¡Familia, he llegado! —grita una voz mayor, masculina y minutos más tarde Jordan aparece en el marco de la puerta con una gran sonrisa que se ensancha al verme—. ¡Mía!

Exclama con contento, me levanto de mi lugar para abrazarlo, cuando nos separamos, su mirada se posa en Chris, quien se apresura a limpiarse las manos y saludarlo.

—Christopher Danes, es un gusto, señor...

—Por favor, llámame Jordan, ¿eres el nuevo novio de Mía?

—¿Qué? No, no es mi novio —niego frenéticamente, mis mejillas tornándose rojas. Jordan nos observa a ambos con una mirada juzgona como si yo en realidad estuviera mintiendo. Volteo a ver a mamá con la intención de que me salve de la situación, pero ella finge concentración mientras cocina.

—Mía tiene razón, solo somos... —Chris voltea a verme en busca de ayuda, ¿Qué se supone que debamos responder? ¿amigos? ¿ex novios? ¿ex novios que ahora trabajaran juntos?

Navidad con mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora