Salgo de la casa en busca de Chris, hace frío debido a que ya el sol se ha metido. No hace falta que camine mucho porque veo a Chris a pocos metros de la entrada de la casa caminando de un lado a otro, luce pensativo.
—¿Chris...?
Me atrevo a mencionar su nombre cuando bajo los escalones para llegar a él, quien se detiene en seco y me mira con un poco de preocupación.
—Lo siento.
Es lo único que suelta y se queda callado por un largo tiempo que se siente un poco eterno, decido caminar hacia los escalones de casa y sentarme en ellos, luego palmeo a mi lado y él duda en acercarse y sentarse por unos segundos antes de hacerlo, al sentarse, su cuerpo expulsa un suspiro sumamente cansado.
—¿Y bien?
Inquiero tiempo después, Chris vuelve a suspirar, me da una mirada obligándome a no desviar la vista de él.
—Te he mentido, lo siento Mía.
—No lo entiendo.
Y es verdad, no sé en qué ha mentido, Chris se toma su tiempo para responder, en un gesto nervioso se pasa las manos por sus muslos.
—Sabía que eras la secretaria de la empresa y le pedí a tu antiguo jefe que te me ayudara a que te quedarás.
—¿Qué?
Frunzo el ceño intentando analizar su rostro, esperando a que sea una broma, pero luce serio.
—Pensé que, si yo te lo pedía en persona, me rechazarías de inmediato o aun peor, pedirías alguna renuncia o algo por el estilo.
Dice esto con cierta pesadez.
—Creo que lo último lo hubiera hecho. —asiento, porque sé que, si me hubiese enterado de que Chris vendría, hubiese buscado una manera de librarme de él, renunciar siempre sería una de esas opciones.
—¿Lo ves? Aun te conozco para saber qué es lo que pasaría por tu mente.
Me tenso porque creo que es un poco cierto. De nuevo hay un pequeño silencio y soy yo quien suspira pesadamente.
—Aun así, esto no tiene mucho sentido —me veo negando—. ¿Pelearte con Evan?
—¿Qué te digo? Es tu hermano, te quiere y entiendo que no quiera que entre a tu vida de nuevo, sé que te lastimé.
Niego.
—Ya ha pasado tiempo. Sí, te fuiste sin decirme exactamente que te irías y eso me dolió, pero no te guardo rencor, sabes que no lo hago.
—Bueno, hubiese sido mejor que sí ¿no? Porque no puedo evitarlo más.
—¿Evitar qué?
Busco una respuesta en su mirada, Chris vuelve a tomarse su tiempo antes de responder.
—Antes de llegar aquí, aún tenía viejos recuerdos de nosotros dos —juega con sus manos nerviosamente y suelta una risita seca—. No voy a negarte que hubo otras mujeres con las que intenté tener alguna relación, pero por alguna extraña razón, seguía recordándote, pensando en qué sería de ti y que hubiese pasado si yo no me hubiese marchado. Tienes una manera muy peculiar de conquistar el corazón de alguien, Mia.
Trago con fuerza el repentino nudo que se me ha formado en la garganta, estoy sorprendida de lo que acaba de confesarme. A veces también pensaba en él, es como si aun cuando el tiempo nos había distanciado, el viejo recuerdo se rehusaba en convertirse en olvido.
Me toma mucho tiempo poder hacer un comentario al respecto.
—¿Qué puedo decirte? —me encojo de hombros—. Tampoco te he olvidado por completo.
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Navidad con mi jefe
Krótkie OpowiadaniaMía solo desea llegar a casa a tiempo para la cena de nochebuena, pero cuando es informada que será la nueva secretaria de su recién llegado jefe, jura que todo está en su contra, sobre todo cuando le dejan la tarea de asegurarse de que Christopher...