Capítulo 3

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No era de sorprender que nada en mí vida saliera como esperaba. Mucho después de la cena, todos imaginamos que Mary se presentaría con sus hijos al día siguiente por la mañana, ya que ella siempre llegaba en plena nochebuena, sin embargo, nos sorprendió a todos apareciendo en la puerta con sus dos hijos, Alba y Spencer, a eso súmale un inquilino más con el que ninguno contábamos. El nuevo novio de mi hermana.

—¿Ustedes estaban enterados de ello? —le pregunto a mi hermano y su esposa, quienes niegan.

—¿Y tú? —pregunta Evan y niego. Al parecer ni nuestros padres lo sabían.

Todos nos encontrábamos sentados en los sillones bebiendo un poco de chocolate caliente, Mary y su novio que responde al nombre de Ron, nos observaban tensos e incomodos.

—¿Cuándo fue que llegaste, Chris? —pregunta mi hermana en su dirección, Chris se encuentra sentado a mi lado, su cuerpo está rígido e intenta mantener la compostura ante la incómoda situación.

—Hace un par de horas.

Se limita responder de manera cortés.

—Bien, Jordan y yo hemos hablado un poco sobre el asunto familiar. —dice mamá cuando se acercan hacia donde todos nos encontramos. Las miradas de todos se posan sobre ellos, mamá sonríe con un aire esperanzador—. Bien, teniendo en cuenta que solo tenemos tres recamaras y somos bastantes, tendremos que hacer un reacomodo.

Nos explica y Jordan asiente para explicar el resto.

—Evan y Evangelina, se mantendrán en la habitación de Evan junto con Charles y los niños, Mary y Ron en la habitación de huéspedes, también con los niños y... —la mirada de Jordan y mamá se dirigen en dirección a Chris y a mí—. Me temo que Mía y Chris también se verán en necesidad de compartir habitación.

—¡¿Qué?!

Soltamos los dos al mismo tiempo y compartimos una mirada de pánico.

¿Lo decían en serio? ¿Querían que compartiera habitación con Chris? ¿Era una especie de broma?

A juzgar por las miradas que ambos me ofrecen me dejan en claro que no están mintiendo y hablan muy en serio.

—Pero... —comienzo a protestar con gran descontento—. ¿Por qué no se queda en la sala? Hay suficiente espacio para que se quede aquí y...

—Mía, no creo que compartir habitación con Chris vaya a ser un gran problema. —sentencia mamá con seriedad—. Le tenderemos un colchón inflable a Chris.

—Gracias por la oferta Deborah, pero sí todos están más cómodos en que yo me vaya a un hotel, creo que....

—No, de ninguna manera. Ya está decidido. Nadie se irá.

Afirma Jordan con gran seriedad. Todos asentimos al final de unos intensos segundos.

—Bien, ¿Por qué no nos instalamos ahora? —sugiere mamá—. Ya es algo tarde y todos deben de estar muy cansados, han viajado hasta aquí y deben descansar.

***

Media hora más tarde, me encuentro sentada sobre mi cama de brazos cruzados observando a Evan y Chris inflar un colchón de aire. Me he puesto la vieja pijama que había en mi antigua habitación —lastimosamente, apenas me queda y se me ciñe al cuerpo, cosa que no me agrada—, por desgracia, he venido hasta aquí sin ninguna de mis pertenencias y teniendo en cuenta que ya no vivo más en casa de mis padres, todo lo que hay aquí es ropa vieja y gastada que ya no he usado en años y difícilmente me queda.

Estoy molesta conmigo misma por viajar sin mi equipaje, todo gracias a que no tuve tiempo de llegar a mi departamento y empacar.

Para cuando Evan y Chris terminan de inflar el colchón y mi hermano nos deja solos, Chris ya se ha puesto el pijama y apaga las luces de la habitación antes de acostarse en el colchón, comienzo a escuchar el ruido que este emite mientras su cuerpo se acomoda y un bufido de irritación se me escapa.

Navidad con mi jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora