Allá dónde la humanidad sólo es historia,
solo quedaban elfos, duendes, orcos y algún que otro calamar antropomórfico, había una sociedad de cualquier aspecto posible, en una ciudad antiguamente habitada por humanos llamada Londres.En una calle cuyo nombre podría asociarse a un detective antiguamente conocido, ya no lo era, y su apartamento fue asociado a una elfa llamada Elizabeth que, a pesar de su corta melena blanca, con unos ojos amarillos y un cuerpo de Loli, en su rostro escondía una cicatriz en el pómulo derecho con un maquillaje un poco notorio, porque la elfa era blanca y el maquillaje algo más moreno, pero al fin y al cabo, sus antepasados, antes de decidir procrear con elfos, eran humanos, con lo cuál algo de retraso tenía que tener de ellos.
Elizabeth sentada en el sillón al lado de la chimenea, escucho la puerta de el fondo de el pasillo abrirse, los pasos se acercaban al salón y aquella figura con forma de calamar, parecido a cierto personaje de Nintendo se dispuso a dar los buenos días.- GluGluGluuu- dijo el calamar sonriente.
-Buenos días? Me has dejado la habitación llena de tinta, tú pistolita no solo no da guerra sino que encima ensucia, ¡Largo!- dijo Elizabeth malhumorada por no obtener el resultado que quería.
El calamar se fue saltando por la ventana, aprovechando los charcos de lluvia, se inundó en ellos y se fue hacía el lugar que considerase su hogar, al fin y al cabo, no podían trabajar nada más que en papelerías y sus sueldos eran bastante bajos.Elizabeth, tras irse el calamar y tomarse un café, bajo a por el correo de la mañana, se encontró otra carta que ponía Enola/Eurus Holmes, a saber quién coño era esa tía que no aparecía en ningún libro y se rumoreó que sólo aparecía en series.
Le dió por abrir las cartas y en su contenido ponía lo siguiente:Querido Antropomorfo que no ha dado ningún dato legal para quedarse en la casa en la que vive y sólo dice ser pariente de aquel personaje literario, ¿puede pagar las deudas y de paso dejar de dar de fumar marihuana? Los Ents de arriba se han quejado por sentir que habían quemado a sus familiares y la abuela se pasa llorando todo el día.
Fdo. La enana de la panadería a la que sueles llamar Puta cuándo no queda pan bimbo, Becky.
-Por qué iba a dejar yo de fumar solo porque unos árboles recuerden a sus familiares quemados en las Amazonas?
Ni que fuese para tanto- dijo la Elizabeth, dispuesta a hacer una hoguera con sus vecinos.
Tocaron al timbre y tras abrir la puerta, se encontró a un Orco con 2 metros de altura, formido y con más piercings que cualquier cani de barrio de la época de los humanos.
-Hola, es usted la que quema cadáveres y los entierra para utilizarlos de abono y luego fumar marihuana?
- No, yo tomo Soma, no te jode- Dijo Elizabeth mientras sostenía un porro en la mano.
Con un movimiento de cabeza que indicaba que podía dejar el Orco el cadáver en el Jardín, lo comprendió y acto seguido, Sacó el cadáver y lo llevo al Patio de el edificio.
Elizabeth y el Orco empezaron a cavar. Tras 30 min cavando, enterraron al cadáver y plantaron un cogollo, regaron el lugar y Elizabeth le dió 20$ al Orco, este, agradecido, le dió un abrazo y se fue en la furgoneta. Elizabeth se quedó esperando mientras se iba, y vio cómo la Furgoneta explotaba. La Elfa fue corriendo hacia esta, miró el cadáver de el Orco, se lo llevó a su edificio, rebuscó sus bolsillos y cogió sus 20$ más 50$ que tenía encima, cabo otro hoyo y tras plantar otro cogollo, terminó la mañana con 70$ más y 2 plantas de marihuana futuras.
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Historias Cortas Semanales sin sentido
OverigAquí escribo mis neuras, y cómo soy alguien que le gustaría aprender a escribir, aquí me encuentro