02. Snow Queen

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La ira le hizo hervir la sangre, sus mejillas rojas hasta las orejas de puro enojo le quitaron incluso el dolor del tobillo. Todas sus compañeras estaban en un silencio sepulcral, acompañándole con cierto miedo ante la falta de confianza, pero él estaba demasiado harto. Cuando estaba SungMi; la maestra, ellos permanecían en silencio, pero bastaba que no estuviera su presencia para que comenzaran a soltar la lengua como perras venenosas hablando de él como si fuese una prostituta barata. No lo permitiría más, estaba cansado.

— ¿Qué está mal con ustedes? Suenan como personas enfermas — El chino se puso de pie como poseído, no dudando en encarar al grupo que parecía en shock ante la primera respuesta del bajito que apenas llegandoles al hombro se permitió comenzar a empujar a uno de ellos como si le llevara el alma el diablo. — ¿Tan interesante les parece que hay entre mis piernas? Ven acá y observa por ti mismo si es de tanto interés.  No son más heterosexuales que yo, han convertido mi aspecto en su tema favorito ¿Y tú? — Volteó a JeNo, quién pareció perder el alma por un segundo. Asumió entonces que este esperaba ser perdonado, pero el hielo iracundo en los ojos de Huang no perdonaba. — Tan hipócrita fuiste como para hacerme creer que nos llevábamos bien, pretendiste ser un buen compañero, pero sólo eres otro miembro de este grupo de energúmenos ¡Montón de vírgenes! Abren la boca sobre mí una vez más y les juro que voy a meter mis zapatillas en su trasero hasta que lloren— Su hombro fue tocado por Lee, quién parecía querer decir algo, pero no lo permitió, no más. — ¡No me toques! Se acabó—.

Una de sus compañeras dejó salir un silbido, ella aplaudió ante la mirada atónita de todos en el escenario. — No sé ustedes, a mí me parece admirable— Mencionó entonces Kim Ye-Rim, una de las chicas que estaba con él en los pequeños cisnes. — Digo, yo no lo pude haber hecho mejor, el callarlos — Precisamente ella era quien había agachado la mirada en disculpas, cosa que hizo sonreír al más bajo hasta que finalmente avanzó hasta el baño. Estaba tan agotado que se reía mientras lloraba, por suerte estaba consolado por quién parecía ser una nueva amiga.

— ¿Está bien tu tobillo, Injunnie? ¿Puedo decirte Injunnie? — El chico asintió entre las lágrimas que se potenciaron por la felicidad de tener un apodo tierno, él estaba tan seriamente triste por ser tratado así que no sabía cómo detenerse. Las lágrimas sólo salían como dos cascadas sin afán de detenerse, pero la joven aún más baja que él parecía feliz dándole palmaditas y revisando de vez en cuando que su tobillo no se hinchara. — Los hombres son basura ¿Verdad? Uno piensa que porque estudian ballet quizá puedan comprender mejor qué es ser visto como un objeto  o una muñeca irrompible, pero la verdad es que eso sólo los hace mejores para dañar. Ahora ellos saben qué decir para hacerte sentir peor— Con delicadeza sintió una compresa fría en la zona de su pie, justo donde un pequeño raspón por la caída había quedado.

— Gracias, eres la primera que se me acerca.

— La verdad es que eres algo intimidante, y no dejas de ser un chico, a todas nos parece algo complicado intentar acercarnos, no sabemos cómo sentirnos porque eres una bailarina, pero también un chico. Aunque hoy comprendí que el ser una bailarina te hace pasar por lo mismo que nosotras, y no porque seas chico lo afrontas mejor. Lo siento, debimos ayudar.

— No creo que se hubieran detenido de todos modos, son un montón de viejas chismosas— Las risas entre ambos estallaron, y luego de unos minutos fue posible volver a bailar. La atmósfera ahora podía ser cortada con un cuchillo, pero era perfecto para que RenJun personificara ahora a Odile, el cisne negro que se reía en el rostro del principe ante su amor mal declarado. Tanto así, que la maestra le felicitó.

— Merveilleux, con un poco más de práctica en las extensiones de tu cuerpo podrás hacer grandiosos papeles, ya te tengo uno para la próxima temporada.

Snow Queen? ; RenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora