Snow Queen? ; RenMin

05. Beloved

Pequeños murmullos salían de los labios de las bailarinas que estaban amontonadas en un rincón del salón con las faldas de seda meciéndose al ritmo de sus risas, misma escena escena sorprendió a Yerim, quien curiosa se acercó a las chicas para intentar encontrar el origen del montón, curiosidad que se mezcló con un dejo de enojo cuando escuchó el nombre de RenJun entre los murmullos. Sin embargo, al acercarse prontamente la joven se vio a sí misma riendo con el resto. Quince minutos pasaron antes de que el portal fuera cruzado por un chico de estatura media luciendo un buzo deportivo sobre el leotardo, dejando que este cumpliera la función de ser la parte superior de sus prendas; la maldición que soltó al sentir que su tirante se deslizaba por quinta vez a través de su hombro alertó a las jóvenes que atinaron a separarse ante la sorpresa, RenJun alzó su mirada para averiguar qué estaba pasando, porque de alguna manera la sensación que le recorrió al ver al grupo se asemejaba a ciertos chicos murmurando en su contra, misma que no le abandonó después. Conforme pasaban los calentamientos grupales aún podía oír pequeñas voces tintineantes murmurando, las chicas eran más disimuladas para esparcir un chisme que los chicos, aunque la incomodidad era exactamente la misma.

Cuando habían acabado los cuarenta minutos Huang simplemente explotó, se volteó en dirección al grupo, y cerrando su mano en un puño, mencionó a la par que se recargaba en su pierna derecha, causando que su cadera sobresaliera al lado izquierdo: - ¿Se puede saber por qué están murmurando detrás de mí como pequeños mosquitos?

Todo el ambiente pareció contenido por una ráfaga de hielo, congeladas las bailarinas miraron al joven bajito mientras se daban pequeños codazos entre sí, hasta que prontamente, los murmullos volvieron como el canto de aves en primavera, ligeramente susurrantes, pero no lo suficiente como para no ser oídas.

- YeRim, ve tú. Eres su amiga.

- Olvídenlo, odio preguntar esas cosas, jamás lo hice.

- Si seguimos murmurando así pensará que estamos hablando mal de él.

- ¿Entonces quién lo hará?

- Maldición, son chismosas pero no se quieren ensuciar las manos por los datos picantes. A un lado, voy yo. - Esas fueron las palabras que oyó antes de percibir la silueta esbelta de SeulGi avanzando hacia él, con una sonrisa amistosa que ocultaba la naturaleza dubitativa de sus movimientos. Se asemejaba a un animal temeroso de su depredador, fingiendo no notar la presencia de este para poder huir en el momento menos esperado. - ¡Hey! InJunnie, no estábamos hablando mal de ti, sólo tenemos un poco de curiosidad sobre algo. -Haciendo la señal correspondiente a poco con los dedos, Kang puso su más grande sonrisa con el fin de ablandar el frío corazón del "rey de los copos de nieve", y efectivamente lo logró. Más aliviado que convencido el chico sólo suspiró mientras asentía con la cabeza a la par que musitaba un "mh", sonido que la chica tomó como señal suficiente para continuar.

Ambos habían decidido comenzar a estirar al igual que ellos las bailarinas a sus espaldas permanecían continuando con estiramientos específicos para los pies, ya incluyendo las zapatillas en el proceso. Todas podrían ser conejitos con una de sus orejas alzadas intentando oír, tarea que dificultaba en exceso el objeto de atención, puesto que golpeaba con fuerza la punta contra el piso, esperando mitigar con ello el sonido molesto del yeso aún rígido. SeulGi mientras tanto buscaba las palabras adecuadas, sin saber que dentro del chico de cabello miel crecía una ansiedad que era difícil controlar, se preguntaba a sí mismo qué clase de cosa pudo haber hecho para que las bailarinas hablaran a sus espaldas, se preguntaba si podía confiar en la joven de ojos muy rasgados, aunque el ver a YeRim dentro del grupo le brindó algo de fuerzas, él sabía que no podía ser tan malo si su amiga se encontraba dentro del equipo ¿Verdad? El rostro de duda del bailarín se mitigó entonces, puesto que la voz de la chica resonó nuevamente con una peculiar pregunta.