Snow Queen? ; RenMin

07. Fear

RenJun conoce el miedo de primera mano pues le ha acompañado desde que salió de su cascarón, desde que abandonó la ciudad que lo vió crecer ha ido de la mano de esta cruel amiga fría de dedos largos y voz susurrante, le fórmula frases gélidas de índole negativa que lo orillan a esconderse tras su espalda, haciéndole creer que su mortífera compañía es de hecho una especie de protección. Ser invisible era un buen recurso contra los resoplidos de esa estricta acompañante, cubierto con sus sudaderas y el cabello cayéndole por el rostro es que recorre los metros del campus hasta llegar a la sala de ensayos, el único lugar donde no le importa ser visto, porque ahí dentro es alguien más, es una bailarina más que porta una máscara de estoica elegancia; intocable e inmutable. Sin embargo, desde hace cortos meses atrás su burbuja oscura ha sido lentamente expuesta, invadida y rota por un chico de sonrisa brillante, a él no le importa gritar al mundo que tiene interés en salir, tampoco le importan las miradas o los susurros, quizá porque a él jamás lo han visto como una especie de fenómeno.

¿Qué hombre que se respete querría verse como una mujer? Ha oído por ahí tantas veces que pareciera que es una opinión unánime en las grandes mayorías del país del sur. Al comienzo no le importaba, pero a medida que iban creciendo los comentarios se sentía cada vez más inseguro, hasta que finalmente le aplastaron toda la confianza. Es por eso que JaeMin le causa sensaciones extrañas, podría admitir en el ruido de su mente que suspira cuando lo descubre mirándole. Hay algo en sus ojos oscuros que le hacen sentir adorado, que le entregan una paz inmensa. Así mismo, el reflejo que ve en la oscuridad de su iris le intimida; ojos y bocas llenas comentarios ¿Qué podría saber él de temor? No lleva a la muerte colgada de su cintura, estrangulando su garganta cada que existe una cantidad amplia de gente que puede juzgarle. Quisiera poder tener la valentía que él demuestra, quisiera que le importase poco lo que digan los demás, pero no había algo que lo aterrara más que confirmar al mundo "lo desviado" que estaba. He ahí la razón de por qué saltaba lejos cada que Na se acercaba, era como una maratón dónde se alejaba cada vez más del chico con la única finalidad de huir de sus cálidos brazos. Era más fácil entregarle su amor al ballet, un amante sin ojos que jamás le iba a poner en una encrucijada.

Estuvo trabajando por una distancia sana, cada contacto íntimo sería apartado al instante por sus manos, principalmente porque no podía ocultar demasiado el rubor que delataba sus sentimientos más honestos. Y tras la presencia de JeNo, el mismo JaeMin comenzó a alejarse. Durante los primeros días no sintió la distancia del todo, su mente enfocada en las prácticas sólo tenía espacio para los detalles más mínimos de la interpretación. Al comienzo las prácticas le habían hecho olvidar aquella presencia cálida, los días restantes la práctica se volvió la adicción que le permitía mantenerse sanamente lejos. No quería ser un imbécil, le generaba un malestar en la boca del estómago el estar haciendo lo que hacía, pero cuando miraba al joven a lo lejos, lo único que sentía era aquella voz susurrante al oído diciendo lentamente lo mal que saldría. RenJun era cobarde.

- Vamos, InJun ¿Qué pasa contigo hoy?- identificó junto a las palabras del pelinegro su aliento escaso, señal de las horas que llevaban practicando.

- Nada, es sólo que ha pasado muy rápido el tiempo ¿No?- Sus palabras fueron un murmullo que poca intención tenía de ser una conversación, pues dentro de su mente sólo podía pensar en las tres semanas sin rastros del estudiante de medicina.

- ¿Estás nervioso? Nunca te había visto así antes, siempre eres el más emocionado con pulir todo conforme nos acercamos a la presentación, pero hoy pareciera que estuvieras en las nubes- Y JeNo tenía razón, dentro de ese salón lleno de blancas paredes RenJun sólo podía pensar en alguien. Meditar sobre el vacío extendiéndose por su pecho como un veneno insoportable. El dolor era perceptible, casi asfixiante, pues aún deseando la distancia, una parte más insegura de su cabeza preguntaba: ¿Tan fácil fue dejarme atrás?