𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏

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¿ᴘᴏʀ QᴜÉ ᴀ ᴍÍ?

—Vamos Mía mueve los brazos—mi madre bailaba al ritmo de la canción In this love de Bob Marley.

—Mamá, por favor es vergonzoso.—dije apenada.

Era un atardecer de verano, nos encontrábamos en el hotel 5 estrellas de Marcus "amigo" muy "amigo" de mi madre.

—¿Les está gustando el lugar?— Preguntó Marcus acercándose demásiado a mi madre.

—Claro es perfecto, ¿o no Mía?—Ambos me voltearon a ver.

—Sí, es lindo—le di un sorbo a mí bebida.

—Mi sobrino debe estar por ahí, le diré que venga para que se conozcan—agregó Marcus.

—Yo... Iré por algo a la barra.—Me levanté lo más rápido que pude, sólo quería relajarme en estás vacaciones, no maldita sea pensar en hombres.

Pasé junto a la alberca con mi bebida.
Estaba súper enojada con mi madre ya que me prometió algo para relajarnos, sabía que mi cara de enojo y era súper notoria ya que me miraban demásiado.

Hasta que ví un grupo de chicos desportistas frente a mí charlando, ¿Cómo lo sabía? Claro, su perfecto cuerpo.
Uno en especial llamo mi atención ya que acababa de unirse a ellos y justo cuando se estaba quitando la playera y admiraba su perfecto y marcado abdomen me tropecé con una chancla que se encontraba a la orilla.

—¡AHHH!—Me estrellé con alguien y ambos caímos, el golpe del agua me dolió demásiado ya que caí de lado. Pero eso no era lo peor, yo no sabía nadar si no tocaba el piso, y adivinen que, no lo alcanzaba por lo bajita.

Intenté salir de ahí desesperadamente pero mis intentos eran inútiles, y me había quedado sin aire por intentar gritar bajo el agua, creí que estaba pérdida hasta que alguien me agarró del brazo con fuerza y me llevó a la orilla.

—¿Estás bien?—Me Preguntó el chico guapo que se estaba quitando la playera.

—Sí— Obvio no estaba bien, me imaginaba mi cara de tonta, mi cabello en forma de spaghetti.

—Esta bien— El salió del agua e inmediatamente lo seguí.

—Oye yo... — Estaba a punto de darle las gracias y pedirle perdón por tirarlo.

—¡Daniel!—interrumpió una hermosa chica pelirroja.—¿Estas bien?—lo tomó del cuello y lo besó. —Vámonos, hoy más que nunca necesitas estar bien para las competencias.

Se fueron... Miré mi tobillo por qué  me dolía demasiado.

Me fuí a mi habitación, tomé una ducha y me puse mi pijama, un short corto rosa de cerditos y una blusa blanca.
Pensé que el dolor sería pasajero pero no dejaba de molestarme, así que me desperté, ví la hora, 2 a.m. perfecto...

Me dirigí a la enfermería del hotel, y allí estaba el chico que tiré, en seguida sentí su mirada y choqué con el esqueleto que se encontraba detrás de mí haciendo que se cayeran algunos huesos de él.

No supe que hacer así que salí corriendo. Si seré idiota.
Mía tienes todo el día para hacer tus estupideces y las haces frente a ese tipo que no conoces.

Me subí al elevador para regresar a mi habitación, mejor mañana regreso a qué me revisen el tobillo y a recoger los huesos del esqueleto...
Se abrió la puerta y entró uno de los integrantes del grupo de desportistas de la alberca.

—Hola jajaja— Habló el chico.

—Amm... hola— respondí.

—¿Cómo sigues?—Sonrió.

—¿Qué?— me giré a verlo y fué otro error, maldita sea ¿todo el equipo era de guapos?

—La caída debió dolerte.— pensé en que él era una persona bastante amable por preguntar.

—Sii... ¡ahhhh!— El elevador se detuvo.—¡No no no, por favor!— Apreté todos los botones desesperada.

—Oye, tranquila, todo estará bien— tomó mi mano con delicadeza, sus ojos me calmaron tanto hasta que se apagó la luz.

—¡¡AHHHHH!!—Sabía que este no era mi día, no para nada. Me senté en el suelo del elevador, odio los lugares cerrados y es peor si se va la luz.

Prendió la linterna de su celular.

—Jajaja, eres todo un caso he—Se incó para estar a mi altura.—Me llamo Ian—me tendió su mano.

—Ian lo siento, estos días no han sido los mejores...—Tomé su mano y seguí pensando en el elevador.

—¿Cómo te llamas?—Preguntó y lo miré a los ojos

—Me llamo mía.

—Es un lindo nombre.

—Gracias—De nuevo pensé en el elevador.

—Mierda, tengo que dormir temprano, mañana será el entrenamiento de básquet y tengo que tener energía.

—¿Básquet?— Así que ellos practican eso.

—Oye ¿Quieres ir en la noche al los bolos?

—¿En dónde será?

—En el hotel, en la planta baja ¿Si tienes edad supongo no?

—Acabo de cumplir 18 ¿y ustedes?

—La mayoría tiene 19.

El elevador por fin se abrió y ahí estaba... Daniel.

Mis dos razones favoritas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora