𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟖

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ᴘÉʀᴅɪᴅᴀ ᴄᴏɴ Éʟ

—¿Que haces aquí?—Dije sorprendída pero en voz baja.

Daniel me besó, me subió al lavadero y enrrollé mis piernas a su cadera.

—No te lo he dicho antes pero me vuelves loco— deslizó su mano por él tirante de mí blusa blanca.

—Te extrañé— Lo miré a los ojos agitada.

Él me besó de nuevo y apretó mi cintura con fuerza lo que provocó un débil gemido que se quedó en nuestros labios.

—Daniel...—lo miré a los ojos deseando que me tocará.

—¿Lo hago?—Asentí con la cabeza.

Él me quitó los shorts de cerdito e hizo mi braga blanca a un lado.

—Estas bastante mojada, que rico—hizo una sonrisa pervertida, y metió 2 dedos en mi entrada.

—Mmmh—Gemí.

—En silencio pies izquierdos, nos van a oír.

—¿Cómo me, ¡ahhh!— Puso su mano en mi boca.

Pero las estocadas eran fuertes, no podía guardar silencio y la adrenalina que estaba sintiendo me excitaba aún más.

—Daniel... Para... — Él, lo hacía tan bien.

Su fuerza era increíble, sus brazos estaban tan bien trabajados.

—Se siente...—Dije agitada.

***Daniel***

Ella me volvía loco, desde el día que la conocí cuando tropezó en la alberca por verme,y hoy en la noche el verla con esa pijama hizo que perdiera el control.
Extrañaba tocarla, sentía la necesidad de tenerla y al verla intentando controlarse por como la toco me prende aún más.

La voltié hacía el espejo en un ágil movimiento.

—Ve tu cara...ve como te pones cuando te toco.—la tomé de la barbilla para obligarla a verse.

—Ahhh—Sus gemidos, su cuerpo, su cara...

Ella ya no podía aguantar y la debilidad en sus piernas para sostenerse se notaba cada vez más así que me apresuré, metí dos de mis dedos a su boca para intentar callarla y con la otra mano tocaba su punto g.

—¿Te gusta que te toqué aquí? Pervertida Si vieras como pondrías a cualquier hombre con esa cara...

Ella comenzó a apretar mis dedos con sus paredes, y sentía como se estremecía.

—¡Ah...Daniel...! No pares.—Dijo desesperada.

Yo aumenté la fuerza y la velocidad.

—¡Ahhhhh!— enseguida el líquido resbalaba por mis dedos y sus piernas.

—Eres para mí pies izquierdos, sólo yo te puedo ver así.— ella quedó agotada y boca abajo en la barra del lavabo.

***Mía***

Daniel se fué, quedé tan agitada y mojada que tuve que tomar un baño y volví a la cama a dormir.

Ví a Emi dormido en el suelo y me causo tristeza.

—Mia, ¿Tomaste un baño?—Me preguntó Ian adormilado.

—No podía dormir por el sudor.—Respondí nerviosa al ver la cara pervertida de Daniel.

—¿Qué mierda? dejen dormir—Mauricio también despertó —¿Y Emi?— preguntó adormilado.

—El pobre está en el piso, con frío.—Le respondí.

—Mierda, el idiota si cumplió lo que
dijo.— Mau le aventó una almohada a Emi que estaba en el piso y él se despertó.—Vamos, sube, pero no se te ocurra tocarme.

—Gracias.—El subió a la cama con Mau.

Ian y yo sonreímos, al menos sabíamos que Mau no era tan malo como creíamos.

6 a.m.

—¡Bien despierten! ¡Arriba! — El profesor tenía un radio.

—Dormí delicioso—Dijo Lidia mirando a Rodrigo.

—¿Dormiste bien linda?— me preguntó Ian.

—Sí, gracias.—Le sonreí.

—¡Que rico dormí!—Dijo Natasha pero cuando vió a su lado cambió su expresión por una de tristeza.

—Rico yo, con mi Dani— Sonrió Aitana con su cabello rojo vivo despeinado.

Todos escuchamos el ronquido de Mau y volteamos a verlo.

—Wow— Dijo Natasha.

Y sí, todos nos quedamos en shock al ver qué Mauricio estaba abrazando a Emi por la cintura.

—Mejor no hay que decirle nada— dijo Ian.

—¿Decirme qué?— Se dió cuenta de que abrazaba a Emi que aún estaba dormido.

—Mierda, Todos son unos idiotas— Se fué de la cabaña a desayunar.

—Bueno vayamos a desayunar—todos nos fuimos a desayunar.

—¿Okay chicos ahora todos están listos para éste juego?
Estamos en una montaña, en la punta hay una bandera, quién la tomé primero disparará la vengala del color de su equipo.
Una vez disparada ese será el equipo ganador.

—¿Sólo eso, ir por una bandera?—Buffó un chico de otro equipo.

—Ojo, para subir vendrán retos, acertijos y actividades, no está tan fácil.

—¿Y los animales?—pregunté aterrorizada.

—Tranquila, el bosque está libre de animales salvajes.

Mi mirada se quebró al escuchar eso... por qué no omitió a los venenosos.
Daniel me dió una mirada intentando me decir "tranquila".

—Ey no te preocupes, yo te cuido.—Dijo Ian.

—No hará falta, para eso estoy yo.—Le respondió Daniel.

Mis dos razones favoritas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora