𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟑

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Fin de semana...

—Vendrá Ian a quedarse contigo, ¿Recuerdas que hace poco me pediste que no te dejara sola?

—Mamá me refería a que especialmente tú te quedarás conmigo.

—Hija, sabes que eso es imposible ahora, tengo que ayudarle a tu padre con los negocios.

—¡Que no es mi padre!—En ese momento sonó el timbre.

—Ya llegó Ian pórtate amable—se despidió y le fué a abrir la puerta.

—Ian muchas gracias por venir, Mía estaba ansiosa de verte, todo lo que está en la casa es tuyo, no te preocupes.

—Muchas gracias señora, que amable.

—Te la encargo mucho, se cuidan—se fué.

—¿Ansiosa de verme he?—preguntó con sarcasmo Ian.

Lo miré con descaro.

Sé que no podré aguantar estar con él a solas, no sé por qué motivo me ponía nerviosa, así que inmediatamente tomé mi celular y marqué.

—¿Que haces?

—Llamando a Natasha.

—Tu madre dijo que no podías traer a nadie a la casa.

—Sí, auch, pero ella no está aquí, así
qué— alcé mis hombros sin preocupación.

—¿Hola?— Sonó al otro lado de la línea.

Me quitó mi celular tan rápido que no me dí cuenta.

—No voy a entrar en esto Mía, tu madre confía en mí.

—Dame mi maldito celular.

—No lo haré.—me miró decidido.

En ese momento me dejé llevar e intenté quitárselo pero tropecé por torpe como siempre y provoqué que ambos cayéramos rompiendo un florero carísimo importante para mí madre.

Los dos quedamos en shock por un momento, hasta que me percaté de la posición en la que estábamos, yo sobre él, de inmediato mis mejillas se tornaron carmesí ya que mi ropa no ayudaba, una blusa rosa claro y una falda negra.

Intenté levantarme pero él me tomó delicadamente de la mano.

— Mía, espera. Ese día yo realmente no quería irme, y dejarte así no fué mi intención. Si le hubiera hecho caso a mis impulsos siento que todo lo hubiera echado a perder. Lo siento.

Tenía tantas cosas en la cabeza, pero el me daba una tranquilidad enorme, ¿realmente quería esto? Nos quedamos en silencio pero nos acercamos lentamente a besarnos.
Un beso cálido, él se centró en besar mi labio inferior apretándolo delicadamente con sus labios.

—Hmm— intenté disimular el gemido.

—Detenme si...—puse la mano en su boca.

***Ian***

En el momento en el que puso su mano en mi boca me sentí seguro, no la forzaría a nada, y sabía que sentía algo por mí.

Mi mano bajó de su cabeza a apretar su cintura y pegarla a mí, la posición era un poco incómoda así que decidí cargarla y llevarla al sofá.

—Ian... Soy virg...—la besé interrumpiéndola.

—Lo sé Mía, yo me encargo— la miré a los ojos y parecía que el que yo lo supiera le daba tranquilidad.

Mi otra mano bajó hacia su intimidad, hice que abriera sus piernas para mí, lo que me prendía, moví su braga de encaje blanco a un lado, y metí dos de mis dedos a mi boca y después en ella.

—Ahhh, Ian —ella se aferró a mí con fuerza, ¿Cómo podía una mujer como ella verse tan indefensa en estás condiciones? Otra cosa que me encantó de ella.

Lo hice despacio, movía mi mano lento pero sabía que puntos tocar, gracias a mi experiencia con... mejor luego se lo digo, no arruinaría de nuevo ésto.

Ella empezó a mover sus caderas y lo hice más rápido.

***Daniel***

Iba manejando en carro por dónde vive Natasha y recordé que ella era la mejor amiga hasta hora de Mía, y casi sería su cumpleaños, así que necesitaba ayuda.

Toqué el timbre y abrió de inmediato, con la cara hecha jitomate.

—¿Qué diablos te pasa?— Dije extrañado.

Gemidos se escucharon en su celular y se coloro más.

—Natasha ¿qué demonios? ¿Estás viendo por...—giró su celular para que viera que era, y en la pantalla se percibió el nombre de Mía.

Apreté los puños furioso.

—Esta con Ian— fué lo único que dijo y yo ya iba conduciendo a rápido hacia su casa.

Ella es mía, su primera vez tiene que ser conmigo.

Una vez estando fuera de su casa, lo bajé antes de bajarme del carro.

¿Qué pasará después de eso?
Ella me odiara por meterme en su vida, pero... La sangre hervía dentro de mi cuerpo, apreté el volante con mi mano y mis venas brotaban descaradas.

—¡Mierda!— le pegué al volante y arranque rápido el carro.

No sé lo voy a perdonar ése idiota me las va a pagar y ella... Va a terminar conmigo.

Recibí una llamada de Aitana, no era el momento de despertar el pasado que tenía con ella pero estaba furioso y la usé. Lo sé, soy un maldito patán.

—Ahhh— Aitana gemía mientras sugetaba su pelo rojo.

Imaginarme a mía en esta posición conmigo, y al mismo tiempo imaginarla a ella con ese imbécil.

***Ian***

—aaahh— ella estaba bastante mojada para mí y yo tampoco aguantaba.

Saqué un condón que siempre guardaba en mi cartera y me lo puse.

Me detuve a verla y dios mío, me sentí afortunado al tener esa vista tan erótica, la recorrí con una mirada pervertida de abajo hacia arriba, sus delicados tobillos, sus piernas estilizadas y temblando ligeramente de placer y sin fuerza,sus manos débiles y delgadas, su blusa mal acomodada que dejaba a la vista su brasier atacado por mi y por último una mirada que me mataba, mezclada con cansancio y exitación.

—Mía... Perdón por ésto.—la embestí duro.

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⏰ Última actualización: Aug 14, 2021 ⏰

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