Cumplimiento.

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Kakashi.

   El corazón me latía a mil por hora, alguien esperaba en la oscuridad de la estancia y la expresión de Okami no me ayudaba a sentirme mejor, era de absoluto terror. ¿Qué o quién es capaz de ponerla así? ¿ Qué sintió para aterrorizarla así?

Saque una kunai con calma y fluidez mientras mi novia parecía petrificada a mi lado tomándome la mano, la voz del fantasma aún resonaba en la habitación.

De pronto la escena pareció vista a través de un remolino de agua, todo se distorcionó, lancé la kunai justo al centro del remolino aquel, justo donde por una fracción de segundo pude ver el reflejo de mi propio sharingan destelleando.

Okami.

Y así, de pronto, aquel chakra desapareció.

Seguía inmóvil en mi lugar, ¿qué acaba de pasar? ¿Quién era aquel intruso capaz de recrear de tal forma el chakra de...?
No hay forma de que me equivoque, por más parecido que sea el chakra de dos individuos siempre hay algo distinto, por sutil que sea, yo soy capaz de distinguirlos, no hay manera de que esté equivocada.
Y sugestionada de alguna forma tampoco, hace mucho tiempo que había superado su pérdida, aunque aún doliera su recuerdo, y después de este evento, estoy segura de que arderá como a la carne viva como el primer día.

-Okami, ¿quién era?-
-Am, no n-no sé-
De pronto me sentí débil, tenía que recostarme.
-Acompañame arriba por favor, no quiero estar sola- le dije a Kakashi, que aún tomaba mi mano con fuerza.
-No hay forma de que vallas a mi cuarto tu sola-. Había un tinte de miedo en el tono pícaro de la voz de mi novio, sin embargo, cualquier cosa que halla estando esperándonos en casa hace unos momentos ya se había ido y no iba a volver.
Quise convencerme se eso mientras subíamos la escalera.

Encendí la luz y me dirigí directo a la cama de Kakashi, me senté en la orilla y me dejé caer de manera dramática en el colchón con los brazos abiertos, todo me daba vueltas, segundos después levanté ambos brazos y abrí y cerré las manos rápidamente, Kakashi entendió la señal y lentamente se colocó encima de mí, esto me tomó por sorpresa, pues yo esperaba que solo se pusiera a un lado y me abrazara, pero no, su peso me oprimía de forma alarmantemente agradable.
Aún tenía la máscara puesta pero aún así me robó el aliento tener su rostro tan cerca, con ambos ojos observando fijamente mis facciones, como si las estudiara, uno negro y el otro rojo, un rasgo tan... sexy.
De pronto todo el temor y la incertidumbre que había estado sintiendo se habían esfumado, pero no por eso mi corazón bajó su ritmo, al contrario, golpeaba mi pecho como si deseara salirse de ahí y besar a ese hombre. Él no podía, pero nadie me dijo que yo tampoco.

Tome su máscara y con deleite la baje lentamente aún con sus ojos fijos en su rostro, no me había dado cuenta de que le crecía barba, era fina y del color plateado brillante de su cabello.
-Tienes barba- susurré.
-Crece pero no me gusta, me afeito cada dos dias- me respondió susurrando las palabras en mi mejilla, rozando su nariz con mi piel, bajando lentamente hasta que su aliento chocó con mi cuello, un estremecimiento hizo que me sacudiera un poco, esto provocó su sonrisa torcida.
-Se ve bien cuando apenas crece- dije tragando saliva.
-¿Si?- ahora sus labios rozaban los míos, de manera cruel se separaron justo cuando mis labios iban a empezar a jugar, su risa bajita me volvía loca.
Tomó mis manos y las dejó presas encima de mi cabeza con una mano, era muy fuerte, pero no me dolía.
Con la otra mano me acarició el rostro, bajó suavemente por mi cuello, rozando mi clavícula, tomó suavemente mi pecho y lo apretó con gentil rudeza.
Una corriente eléctrica me recorrió el cuerpo desde su mano hasta mi nuca.
-¿Ya te dije que me fascinan?-
-N-no, ¿qué tienen?-
-No sé- liberó mis manos para poder apretar ambos pechos, esa corriente me recorrió de nuevo, esta vez no pude contener un quejido, nada que ver con los de dolor.
-Que rico se escuchó eso- dijo con esa sonrisa suya.
-Me pregunto que tan rico te escuchas tú, Kakashi- mis manos de pronto se agarraron al resorte de su ropa interior, se estremeció y se quejó, y con una salvaje expresión de deseo en los ojos por fin me atacó.

¿Cómo es la vida sexual de un Shinobi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora