ＮＩＣＯＴＩＮＥ - []Pico x Bf/Keith[] (PAUSADA)

[] 08 []

Capítulo dedicado a:

P-pico_Lover
LorraineLV
Galaxia800
Samy_And_Margo
Bii-Moon
BSC_2021
A toda la Stupid Crew, a todo el Sótano de Zack y a todos los que llevan un maldito mes esperando actualización.

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El sonido de las gotas de agua acompañaba al ruido transmitido por los programas que pasaba la TV en esos momentos.

La luz golpeaba en aquel demacrado rostro por el que ya habían recorrido varias lágrimas en el día. Su desordenada cabellera, las cajas de comida rápida y la frazada que lo cubría eran testigos de aquellos episodios.

Pero es que seguía sin entenderlo; seguía sin entenderlo y las lágrimas seguían cayendo por sus regordetas mejillas.

Toda la casa era un desastre desde que su energía se había ido a la mierda; Todo lo que él era se había ido por el desagüe.

Había dejado de dormir bien, de ir al trabajo y lo único que escapaba de su garganta a todo pulmón eran canciones que incluso romperían a la persona más ruda existente.

¡Vamos! Estaba tan perdido en aquel mar de dudas y sentimientos tormentosos que incluso llevaba sin coger llamadas o leer mensajes en días. Lo único para lo que utilizaba el aparato era para pedir y pedir comida.

Tomó el teléfono y encendió la pantalla, solo para encontrase con más de 500 mensajes acumulados y al menos 200 llamadas perdidas.

Unos pocos eran de Clem, otros tantos de su hermana mayor y el resto eran de su mejor amiga. Aquello le hizo soltar un ligero suspiro.

_...Seguramente Amely me vendrá a derrumbar la puerta mañana...- se dijo para si mismo en voz baja y ronca, mientras dejaba el teléfono en la mesita de la sala y se cubría aun más con la sábana que tenía encima-.

No sabía porque la castaña siempre tomaba el valor para escaparse en el inicio de fin de semana. Tal vez era por el hecho de que "es viernes y el cuerpo lo sabe", como ella suele decir.

Soltó una suave y corta risa ante el recuerdo de su amiga, que fue prontamente opacado con el estado de ánimo provocado por sus emociones más fuertes.

Seguía ahogándose en aquel mar infinito de sentimientos encontrados, hasta que el insistente sonido del timbre de su puerta se hizo presente.

Se levantó aún cubriéndose con la frazada y tomó algo de dinero para pagarle al repartidor. Seguramente era la pizza que había pedido hace ya unos minutos y la insistencia se debía a que la lluvia estaba empeorando cada vez más.