Capítulo VII La vertià dietro lacrime

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Caminaba por las lluviosas calles de Milan cuando la vi, llevaba un vestido negro largo hasta las rodillas, unas botas altas y un paraguas blanco. Me detuve y la llamé, al verme una gran sonrisa se formó en su rostro, ella estaba aquí, seguía con vida. Me apresuré a llamarla nuevamente pero no me moví, ella intentó hablar pero un ruido nos distrajo, al volver la vista ya no estaba. 

No lo dudé y la busqué por todos lados, nada. ¿Dónde estaba? Corrí y corrí en su busqueda pero parecía que se había desvanecido en el aire. En una última esperanza entré en un pequeño museo. El lugar estaba algo oscuro pero aún así la reconocí, su cabello estaba corto y llevaba una camisa blanca y unos jeans, se veía hermosa como solo yo sabía. Nuevamente grité su nombre pero ella no volteó, en cambió subió un par de escalones y yo la seguí, entró por un pasillo y al entrar la perdí, en cambio vi en las paredes grandes fotos de nostros, nuestra rutina, nuestra vida colgada en grandes cuadros ¿Cómo era posible? La busqué, mi pecho dolía, la busqué. 

Corrí fuera del lugar. 

- ¿Dónde estabas?- Escuché su voz en el viento. 

- "La amistad es un alma que habita en dos cuerpos"- Una nueva voz ¿De quién?- Vincenzo, no permitas que te lastimen

- ¡Hong Cha Young!- La recordé. 

Entonces... ¿A quién buscaba? 

- Vincenzo...- De nuevo su dulce voz. 

Todo se volvió oscuro, no podía ver y cuando creía que caería sentí su mano. 

- Vincenzo- La voz de Felicia sonaba preocupada, entonces desperté. 

Había sido una pesadilla terrible, levanté mi cuerpo sudado y exaltado. Tomé un baño de agua fría y desayuné una fuerte taza de café mientras veía el sol aparecer. 

Si era a traves de pesadillas que podía volver a verla, una y mil veces más. Si esta era la única forma de escuchar su voz diciendo mi nombre, una y mil veces más. Lo soportaría todo con tal de sentirla cerca una vez más. 

Un par de horas más tarde una gran tormenta cayó sobre la ciudad arruinando los planes que teníamos pero admito que me pareció agradable tener un día para descansar.  

Estaba recorriendo la casa cuando la vi entrar. 

- Oh Vincenzo, buenos días- María sonreía, seguró había hecho algo. 

- ¿A que se debe tanta felicidad? 

- Nada en particular, me gustan los días de lluvía. 

- ¿En serio?- ¿Realmente le gustaba algo que no tuviese que ver con la mafía? O asesinar a alguien. 

- Sí, es un buen día para deshacerte de cadaveres y cosas ya que el agua limpia todo- Rió y yo solo la miré. 

- Tenemos que resolver que hacer con la oficina de Felicia, ya no será necesaria. 

- Si te atreves a tocar alguna minima cosa que pertenezca a Felicia te cortaré los dedos. 

- Mmm.. Debiste decirlo antes. 

- ¿Qué? 

- Ya limpiamos su cuarto- Habló sin emoción- No entiendo con que potestad crees que puedes decidir sobre las pertenencias de mi hermanita, ahora son mías.

Quisé arrancarle la garganta pero no podía perder tiempo, corrí hasta la habitación de Felicia y comprobé que estaba vacía, todo lo que la describía en vida había desaparecido y yo quería hacer desaparecer a María. 

Vincenzo (FanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora