2- es una tortura.

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Es una tortura.

Ares Hidalgo.

Mi primer día de trabajo, genial.

Quisiera admitir que estoy muerto de nervios, pero no lo hice asique solo estoy aquí apunto de morir de un ataque de ansiedad, al llegar fuimos a los vestidores de los internos, la mayoría éramos hombres y muy pocas mujeres. Me puse mi bata y guarde mis otras cosas en mi locker.

—¿A quien más le tocó con la residenta Jess? —preguntó una chica rubia.

—A mí —hable.

Y otros dos chicos más también, bien éramos un equipo de cuatro, salimos y un doctor nos guió por hospital explicándonos unas cuantas cosas.

—Hace un tiempo ustedes estudiaban para ser doctores —hablo el doctor—. Hoy ya lo son, los siete años que ustedes pasen aquí como residentes serán los mejores y los peores de su vida. Escuchenme bien, los vamos a presionar hasta el límite, de ustedes depende si quedan o no.

Luego de una muy larga explicación, fuimos donde la residenta jess, luego una chica salió por el ascensor sin ningún uniforme lo cual me parecio extraño, supongo que ella también era otra interna. Jess se acerca a ella y le susurra algo al oido que claramente por la distancia no supe que era. La chica le responde y luego se dirije al mesón, comenzó a escribir en una libreta y luego de un rato decidí acercarme para hablarle.

—¿No deberías traer tu bata puesta? —me crucé de brazos, mientras ella solo dejaba el lápiz en la mesa y comenzó a caminar pero iba hasta el vestidor de cirujanos titulares.

Extrañado por donde se dirigía decidí ir rápidamente atrás de ella, pero cuando estaba a punto de tomar su brazo en un movimiento rápido lo sacó.

—No me toques —alzó una ceja mientras alejaba su brazo, la miré confundido y ella solo seguio su camino otra vez.

¿Que le sucede a esta chica?

Muchos otros internos me estuvieron hablando de ella, enterandome después de todo que no es una interna, si no una doctora más. Y mierda, la acabo de cagar, porque prefiero nisiquiera hablar con ningúna doctora o doctor que después me pueda tener mala, luego llegó ella otra vez a llenar lo que supongo son unos expedientes, no podía quitar mi mirada de ella. Hasta que el bipper que nos dieron comenzó a sonar, preocupado dirigí mi mirada hacia los otros internos y los comencé a seguir.

Había un caso, en el cual estuve de espectador todo el tiempo porque al parecer todos sabían que hacer y lo que les habían asignado, menos a mí, que estupidez.

Suspiré frustrado y me acomodé la bata, cuando los bippers una vez más comenzaron a sonar. Esta vez corrí yo de los primeros pero la chica que se llamaba morgan ya se me había adelantado estando de las primeras en el lugar, luego de que revisó a la paciente soltó un bufido.

—Bien, necesito un interno —nos miró, todos levantaron la mano menos yo. Me lanza una mirada—. Sr. Hidalgo, vaya a dejarla a la habitación 132.

Me quedé estático por un momento, hasta que chasqueo los dedos en mi cara y rápidamente tome la camilla, mierda no tenía ni puta idea de dónde quedaba la habitación 132, un enfermero me susurró al oído por donde ir y comencé a caminar. La chica comenzó a despertarse en el transcurso.

—¿Quien eres? —preguntó bostezando.

—El doctor hidalgo, estoy a cargo de tu caso ahora —respondí rápidamente con mi vista por los pasillos tratando de no perderme— ¿Como te sientes?

Trauma uno ©  [Fan fic +18, Los Hidalgo] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora