Capítulo 26.

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Cuando me enteré que estaba embarazada de Sasha, todo mi mundo se vino a abajo, pero sin ese pequeño que crecía en mi interior hubiera terminado mi vida hace años, él me dió fuerzas que no sabía que tenía porque gracias a mi hijo sobreviví a muchas cosas con tal de protegerlo. Se que piensa que lo abandone, pero cuando Vladimir terminó de romper lo poco que quedaba de mi ser, nada fue igual y por eso hice el mayor sacrificio de todo, dejarlo al cuidado de dos maravillosas personas que darían todo por su vida y lo cuidarían como un hijo, Helena y Dmitri, son sus ángeles guardianes, la mejor decisión para su vida, pero mientras no sea valiente en contarle la verdad, el siempre va odiar mi abandono.
Desde hace años que lo observo desde la sombra, en cada cumpleaños, acto escolar y está no iba a ser la excepción, siendo capitán de su equipo de fútbol americano, si ganaban eran los campeones de la temporada, no iba a perderme eso, por eso estaba mirando el partido desde un punto estratégico porque sabía que los hombres de Gerónimo estaban alrededor buscando indicios míos, solo un día más y mañana me entregaba a él para que haga lo que quiera, estaba tan cabreada por usar a Sasha como medio para llegar a mí, cuarenta y ocho horas les había dado a mis primos para que vaya a él o tomaría medidas extremas, que significaba secuestrar a mi hijo.

¡Maldito hijo de puta!

Todos gritaban el nombre de mi hijo, sonreía viendo a Helena como loca y a toda su familia también apoyando el partido llevando remeras con el número catorce. Estoy tan orgullosa de mi hijo, solo espero que el próximo año no elija ser parte de la mafia y siga su vida como deportista, pero mi instinto de madre sabía que él haría todo lo contrario a lo que una quiere, así que dejaba esa decisión en manos de su destino.

— Siempre tras las sombras — escucho que dicen detrás mío y no hace falta decir quién es.

— No quiero arruinar su día — acoto secando mis lágrimas al ver cómo corre y anota un punto a su equipo.

— Natasha — me recrimina mi hermano.

— Toma — digo al entregarle un sobre.

— ¿Qué es esto? — pregunta con su ceño fruncido.

— Es mi testamento, mi dinero lo van a repartir entre Sasha y Vitto, me gustaría que sean parte de la vida de él — comento apoyando mi mano en mi vientre.

— Pareciera que vas a morir pronto, deja de decir estupideces — me pide con su ceño fruncido.

— No se que pasará conmigo ...

— Tu esposo no va a matarte, Nat, quiere protegerte — declara mi hermano.

— Puede que sea cierto, pero las demás mafias italianas si pueden ...

— Cuando te pones así eres insoportable — masculla rodando su ojos. — Todo lo negativo vez y no eres capaz de ver qué ese hombre con el que te casaste pondrá el mundo arder con tal de salvarte, no eres la víctima en esto Natasha — lo miro con lágrimas en mis ojos. — tú tenías una misión, una que aceptaste y no pudiste llevar acabo porque uno no elige de quién enamorarse — agrega pero le hago señas para que deje de hablar.

—Dmitri — musito.

— El amor no es esto Natasha, mentiras, huir y miles de cosas más, si en verdad lo amas ve con él, habla y no dudes de su amor porque yo mismo ví lo que está dispuesto a hacer por tí, deja de ser egoísta y pesimista — me habla de mal manera, pero se que lo hace para que deje de una buena vez de victimizar todo lo que sucedía.

Me acerco a abrazarlo, él lo hace y deja un beso en mi frente. Igual guardo en su campera los papeles, porque aunque sabía que a Sasha no le faltaría nada,  ese dinero es suyo y él sabrá que haga con ello.

La infiltrada (1.5° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora