Capítulo 5.

11.8K 1.4K 135
                                    

Estar en una habitación cerrada con Jade y el idiota de su padre fue la mejor decisión que tuve, aunque era la niñera por así decirlo de ambos, me sirvió esa noche no solo para cuidarlos sino para investigar un poco la zona esa con más libertad, para mí mal suerte solo encontré arsenales de armamentos oculto sumado a una puerta escondida que solo se activaba con la huella digital de Gerónimo. Nosotros en el castillo también tenemos los mismo, son salidas de emergencias ante cualquier ataque que se nos vaya de la mano. Si este hombre dejará de estar influenciado por su consejero y el alcohol, podría tener un concepto mejor de él, pero por ahora no me decía absolutamente nada porque solo lo veo como un maldito borracho egoísta que solo piensa en él sin mirar a lo demás, sobre todo a su hija que en verdad lo necesita.

— ¡Auch! — lo escucho quejarse mientras se despierta.

Rápidamente me acerco a su lado de la cama para que sus ojos azules se encuentren con los míos y rápidamente se sobresalte alarmado de verme, con agilidad tapo su boca antes que diga algo  porque su hija todavía seguía durmiendo a su lado, por eso con mi  mirada le indique que mire bien a su alrededor, ahí recién notó a Jade y por primera vez observé como su mirada se dulcifico al verla.

— Dejemos que duerma — murmuro. La pobre niña tiene pesadillas casi toda la noche, es un milagro que ahora siga durmiendo y eso es lo que pienso hacer porque es sábado, no la iba a poner a estudiar.

Él entiende la indirecta, lo suelto para meterme en su vestidor y rápidamente me cruzo para enfrentarlo.

— ¿Qué demonio hace en mi habitación? — inquiere sorprendido.

— Si pudiera dejar de beber tanto recordaría las cosas que hace — contesto con indiferencia.

— ¡Oh mierda! ¿Tuvimos sexo? — pregunta mirándome que solo llevaba una remera suya.

Hago cara de asco. — Ni que fuera el último hombre en este mundo tendría sexo con usted — afirmo.

— Cuide como habla — masculla molesto. Era obvio que estaría así después de mi comentario porque herí su ego de macho.

— Mire por su bien deje de beber, es la segunda noche consecutiva que lo traigo a su habitación ...

— No le pedí que lo hiciera — me interrumpe.

— La primera vez lo hice porque no lo conocía, fuí buena — suspiro. — Anoche lo ayudé porque su hija lo vió en ese deplorable estado en el que estaba, encima para completar tuve la gentileza de vomitarme y vomitarse — agrego sin bajar mi mirada de él.

Su expresión cambia, lleva sus manos a su cabeza y nuca, tal vez tratando de recordar algo, hasta que sus ojos de nuevo se encuentran con los míos.

— Te bañaste delante mío — murmura algo confundido.

Solo lo miro sin ninguna expresión en mi rostro. — Usted tiene memoria selectiva — acoto rodando los ojos para salir de ese lugar pero él me toma del brazo haciendo que estemos frente a frente

— Se que eras tú, te bañaste desnuda — se queda en silencio. — ¿Me quitaste la ropa? — pregunta.

Sonrío, era tan gracioso que me hagas esos reclamos o preguntas absurdas. — ¿Qué parte de que se vómito no entiendo? — bufo mirando su agarre y contenía mis ganas de salir mi lado entrenado antes estos casos. — Suelteme, señor Ferrara — le pido conteniendo mi mal genio.

— Tu también me viste desnudo — afirma haciendo que ruede los ojos.

Sin dudas cada día me sorprendía de lo idiota que es.

— ¿Nat? — escucho a la voz de Jade así que él me suelta.

Egoísta, narcisista y borracho, gran combinación de adjetivos tiene este hombre.

La infiltrada (1.5° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora