Capítulo 10.

13K 1.5K 156
                                    

Esta casa se estaba volviendo una gran jungla de traidores, no solo no podía confiar en Carlo Vicenzi sino que ahora sumamos a Carmen Mancini a la lista de personas que debía mantener vigilada, no sabía quién estaba detrás de esa conversación y sobre todo para que quería a Jade. Había vendido a su hija para pagar sus deudas familiares, eso podría hacer con su nieta también y por eso necesitaba adelantarme a la jugada, supuestamente debía eliminarme del camino, lastima para ella porque seré yo la que de el primer paso para acabar con esa vieja que quiere poner a la niña en peligro. Que Gerónimo haya escuchado lo que trama ayudaba, porque ahora lo tenía más alerta para todo, aunque lo estaba sometiendo a un gran tratamiento para que deje el alcohol, ambos confiamos en el otro para tratar de terminar con el mismo enemigo.

No dejaremos que nada le pase a Jade.

— Buenos días, princesa — saluda a su hija cuando llega a la mesa.

Tres días desintoxicado y empezaba a mostrar otra personalidad, un poco más agradable, pero bastante incordioso, porque vamos a ser sinceros es un adicto y tratar de sacarle el hábito de la bebida de la noche a la mañana es un gran desafío.

— Hola papi — corre a darle un beso en su mejilla. — Hola abuela — saluda a la mujer que para nuestra mala suerte seguía en esta casa porque usaba a Jade para manipular a Gerónimo.

— Señor Ferrara, señora Mancini, buenos días — digo acomodando a la niña en su lugar.

— Buenos días, señorita Smithers — contesta Gerónimo con indiferencia.

Ambos debíamos mostrar que no sabíamos nada, dejarle creer a esa vieja arpía que se estaba burlando de nosotros porque cuando menos lo espere le daríamos ese golpe letal, no había cosa que más moleste es que se metan con un niño. Viví en carne propia los primeros seis años de vida de Sasha, Vladimir me amenazaba constantemente que si algo decía, el que pagaría los platos rotos iba ser mi hijo, años sometida a miles de atrocidades cuidando a lo único que iluminaba mi vida, solo bastó que Dmitri me dijera que se iba a instalar en ese país para saber que esa seria nuestra salvación y lo fué. Siempre estaré agradecida a lo que mi hermano hizo y hace para cuidar a mi hijo.

— ¿Estás bien? — inquiere Gerónimo.

— Sí — miento escondiendo la lágrima que se me había escapado al recordar a Sasha.

Salgo del salón principal para huir de los ojos curiosos de todos, estaba en mi momento de flaqueza y debia borrar todo de mi cabeza para volver a centrarme en el objetivo, bueno ahora tenía varios que cumplir, saber quién abusaba de Jade, acabar con las personas que ahora quieren ponerle en peligro a la niña y por último es dar por finalizado mi misión, no se si podré asesinar a Gerónimo porque pienso en la pequeña.

Esta misión se estaba volviendo la peor de todas.

— Tulipanes rojos — escucho que me dice Eleonor al salir al jardín.

— Son mis favoritos — contesto sabiendo que uno de mis primos quería contactaste conmigo.

Ella me pasa un auricular que es casi diminuto, lo coloco en mi oreja, mientras Eleonor se pone delante mío como haciendo que estamos hablando.

— Te escucho — digo sonríendo.
Todo había que fingir hasta en ese preciso momento dónde hablaba con mis primos.

Natasha — la voz de Gavriel me sorprende. — ¿Cómo estás? — pregunta con algo de preocupación.

— ¿Qué sucede? — consulto alarmada.

Gauss me puso al corriente de lo que sucede, si sientes que esto  te supera prefiero mil veces ir a buscarte — dice mi primo.

La infiltrada (1.5° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora