Oscuridad

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Se dice que algo malo pasa a cada persona que lo conoce. ¿Será eso cierto? ¿O sólo un rumor?

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Hay un chico, llamado Manuel. El chico todos los días camina hacia la escuela.

Un paso, otro paso, cientos de pasos, hasta llegar a su salón.

Manuel está sentado en su pupitre. Manuel está aburrido.

Termina la clase. Termina la hora escolar. Un paso, otro paso, cientos de pasos para llegar a la biblioteca.

A Manuel le agrada leer. Pasa los días en la biblioteca. Es agradable estar con Manuel, pero nadie lo cree. Dicen que es un chico extraño, y que la oscuridad lo rodea.

La verdad es que es cierto, o al menos eso parece. La oscuridad, ¿persigue a Manuel? Pero, ¿Por qué?

Manuel ha terminado su tarea. Guarda sus libros, y al terminar de guardar su lápiz, se siente solo.

Y es que Manuel ha intentado hacer amigos.

¡Mi nombre es Manuel! –dice entusiasta el pequeño–. ¿Quieres ser mi amigo?

Manuel tenía seis años cuando conoció a Julián. Se hicieron amigos de parque. Jugaban todas las tardes en el columpio.

¿Que pasó? El perro de Julián murió diez días después de que conociera a Julián. Julián estaba tan enojado, que culpó a Manuel.

Le dijo a todos los niños que Manuel controlaba la oscuridad, y que él era el culpable de la muerte de su perro.

Manuel camina a los estantes. Manuel tomó un libro.

"El poder de la oscuridad".

¿Será esto cierto? Manuel comienza a leer las primeras páginas. Es un libro informativo.

Termina el libro, lo deja en el estante, y regresa a su casa.

Un paso, otro paso, cientos de pasos hasta llegar a su casa.

—¡Hola mamá! Ya regresé –dice amablemente, dándole un beso en la mejilla a su madre, quien se encuentra haciendo la cena–.
—¡Mi muchacho! ¿Cómo te fue en la escuela?
—Un día normal. Volví a encontrar notas en mi casillero.
—¿No han dejado de molestarte?

Hola Manuel –dice una muchacha que se acerca a Manuel por la espalda–.
Buenos días Samantha.
Escuché que el maestro te eligió como representante de la clase.
No escuchaste mal. Así es, soy el representante.

Samantha era nueva, no conocía el rumor de que la oscuridad "seguía" a Manuel. Samantha se hizo amiga de Manuel, al menos por unos días. Los rumores le llegaron a ella también, y ella los creyó. Pasaron diez días, y Samantha y su novio terminaron.

Samantha culpó a Manuel, y ahora todos estaban enojados nuevamente con Manuel.

—No mamá. Siguen diciendo que yo tengo la culpa.
—¡Ay mi niño! ¡Ay mi bebé!
—¿Será eso cierto? –dijo Manuel, haciendo una pausa–. ¿Me seguirá la oscuridad?
—No, mi bebé. No creas esas falsas teorías.

Manuel y su madre esperaron a su papá. Su padre llegó a la casa después de unos minutos.

—¡Hola papá! ¿Cómo estuvo tu día?
—Hola corazón. Muy cansado, pero valió la pena. El jefe finalmente reconoció el proyecto como mío.
—¡Eso es bueno papá!
—¡Qué gusto me da escucharte tan feliz! Y dime, ¿Cómo estuvo el tuyo?

Treinta hisotrias para pasar el ratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora