La Orden.

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Cassie sentía que todo dentro de su cuerpo se hubiera derretido, todo el cuerpo lo tenía adolorido, le ardían los ojos y en su cabeza todo daba vueltas. Al despertar lo único que vio era a Dante sentado justo frente a ella, observándola con las manos cerradas en puño, y en sus ojos un nerviosismo inmenso, él al verla despertar, se acercó a ella.

— Cassie, ¿Cómo te sientes? — preguntaba Dante mirándola.

— Como si un autobús escolar repleto de niños gordos hubiera pasado sobre mí. — Contestó con una leve sonrisa.

— Carajo, parecer que si te afectó. Estás mostrando sentido del humor. — Se acerca y pone su mano sobre la frente de Cassie como si quisiera tomar su temperatura.

— Ja, ja. Muy gracioso, Dante.

— Oh por los Eridianos, ahora dices que soy gracioso. — Toma el teléfono de la casa — ¿911? Tengo un grave caso de cambio de personalidad en una chica. ¿Qué dice? ¿Cómo que no hay cura? Pero... ¿Está usted seguro? Bien gracias. — Dejando el teléfono de lado — dice el doctor que debemos "ponerte a dormir".

Cassie solo puso los ojos en blanco, tratando de esconder su sonrisa, con un enorme esfuerzo logró sentarse en el sofá — tengo un poco de hambre, ¿Cuánto tiempo dormí?

— Catorce horas, comencé a dudar si despertarías. — Respondió Dante mientras caminaba a la cocina — ¿Gustas pizza o macarrones con queso?

— Macarrones, por favor. — No podía creer que Dante se preocupara por alimentarla.

— Te llamó tu madre. — Comentó Dante mientras vertía los macarrones en una olla. — Al parecer estaba preocupada por si estabas bien.

— ¡¿Qué?!

— Tranquila, cree que estás en casa de una amiga, trabajando en un proyecto escolar, trabajaron demasiado y se les hizo tarde, así que te quedaste a dormir con ella.

— Pero, ¿ella te ha creído? Digo, no es como que tengas una voz demasiado masculina, pero tampoco parece tanto de mujer. — Dijo riendo.

— Creo que me agradaba más la Cassie amargada. — Contestó Dante desde la cocina — los Inhumanos tenemos poder de convicción, por no decir manipulación.— Decía mientras le llevaba un tazón lleno de macarrones con queso recién hechos.

— ¿Y qué otras cosas pueden hacer ustedes? — mientras tomaba en sus manos el tazón con macarrones un poco caliente.

— Las habilidades varían dependiendo el Inhumano.

— Bien, ¿Cuáles son las tuyas? — Preguntó mientras comía un poco de macarrones.

— Pues son varias, telequinesis es la principal, todo lo demás es derivación de ella. También puedo controlar las fluctuaciones de energía que corren por el multiverso y canalizarla a mi gusto, umm... puedo crear y destruir materia, pero eso es solo canalizando la energía.

Cassie lo miraba atentamente. La puerta principal se abrió, ambos voltearon rápidamente, era Axel, quien estaba parado en el umbral.

— Vaya, la bella durmiente ha despertado. — Dijo Axel mientras se acercaba a Dante.

— Así es, ¿Cómo está todo, Axel? ¿Hay señales de La Orden? — Preguntaba Dante mientras se sentaba al lado de Cassie — ¿Dónde están, Michael y Haziel?

— No lo sé, Dante. No he sabido de ellos desde la última vez.

— La Orden y El Ministerio están aquí, debe ser por algo.

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