11.

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Los días se sentían nublados y fríos.

A pesar de que cada mañana un beso en los labios lo despierta y por la noche un beso de buenas noches lo duerme, todo se siente cuestionablemente insípido.

Tanto, que le cuesta levantarse de la cama y le fastidia abrir los ojos, le cuesta aceptar que todo a su alrededor cambia día a día.

Izuku no entiende porque pasa por tanto. No entiende por que no hay vuelta atrás. Y eso es lo que le molesta.

Sobre su antebrazo no hay nada inyectado desde hace días. Le pidió a la enfermera que se lo diera de nuevo con la excusa de que el asco había vuelto, pero su petición fue dejada de lado una vez más, y que sea ignorado por la segunda persona con la que más se comunica no lo ayuda.

Por qué al parecer, las únicas dos personas con las que habla han dejado de hacerle caso.

Justo ahora, un dolor de cabeza hace que su levantar de la cama por la mañana sea molesto. Peor aún cuando abre la puerta de la habitación y se encuentra con su enfermera que le sonríe de manera amable.

- Izuku.. buenos días, que tal pasaste la noche?

El de ojos verdes decide ignorarla mientras se dirige a la cocina.

- el señor bakugo.. salió temprano hoy a hacer algunas llamadas, pero dijo que llegaria pronto. me pidió que te prepara el desayuno al despertar, deseas algo en específico?

Después de unos minutos de silencio la enfermera relajó su sonrisa, rindiendose, porque hace dos días que su paciente favorito dejó de hablarle.

- uraraka..

Los oídos de ella sumbaron de emoción por un segundo.

- si? Izuku, puedes pedirme lo que sea.
- mi cabeza duele mucho - acepta necesitado.

- de acuerdo, tranquilo. después del desayuno te daré algo tranquilizante.
- dámelo ahora.

La enfermera negó y se acercó a él, para por fin unir su mirada con la suya.

- no ahora.. necesito darte tan solo un poco de fruta antes, por favor

La mirada de Izuku está molesta, sin embargo y como pocas veces pasaba, fue hacia el comedor y se sento, esperando su desayuno.

Uraraka llegó pocos minutos después, era manzana pelada y dulce, si Izuku no quería comer tendría que recurrir de nuevo a ayudarlo como si fuera alguien menor y quejumbroso.

Pero Izuku vio el plato y después de unos segundos se ayudo del cubierto para llevar un trozo de fruta a su boca.

La enfermera estaba feliz, su paciente amaneció de buen humor y amable, esos ojos verdes que le gustaba tanto ver se veían un poco más tranquilos esa mañana, por lo que creyó que era buena idea recompenzarlo con algo.

De cualquier manera, aquel regalo lleva unos días ya en su bolso.

Y es porque lleva un tiempo en aquella casa, y puede decir con seguridad que nunca había sentido la necesidad de ayudar tanto a una familia, aunque katsuki solo le hablé de forma firme y aunque izuku, que al principio era más animado que ahora, solo duerma la mayor parte del día, ha estado ahí el tiempo suficiente para entender que la pareja solo necesita un poco de ayuda para aceptar las cosas.

Por que katsuki tampoco lo acepta aún, de alguna forma se aleja sin intención.

- izuku, eres una persona muy fuerte, lo sabias?

El de ojos verdes que comía sus trozos de manzana de forma aburrida, la miro, sin querer mostrar interés porque ya no lo tenía.

Su voz no se molesto en contestar algo.

En Espera.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora