Cuando izuku despertó al día siguiente, en aquella habitación en la que duerme desde hace unas semanas, recordó que katsuki le prometió dejarlo solo después de aquella plática.
Por eso no le extraña la soledad en la que se encuentra ahora.
Últimamente no le molestaba, pero esa mañana si. Porque no quiere alejar más a katsuki de esa manera.
La pantalla de su teléfono marca poco más de las nueve de la mañana, por lo que sabe que bakugo salió hacia el trabajo hace más de una hora.
Pero escucha un sonido provenir de la cocina, y la idea de ir con bakugo para ayudar con el desayuno inunda su mente, pero aún no se siente con la libertad de acercarse tan libremente, aún se siente culpable por la plática de la noche anterior.
Se coloca sus suaves pantuflas y sus pasos lentos lo alejan de aquella solitaria habitación.
Sus rizos alborotados se asoman tímidos hacia la cocina, pero en lugar de ver la escena que quería ver, ve a una castaña conocida entretenida en cortar fruta.
- uraraka?
Ella gira hacia el y sus mejillas se pintan de rojo, suelta palabras aleatorias entre "lo siento por despertarte" y "perdona la intromisión".
- no hay problema, tranquila.
Ella disimula su nerviosismo volviendo a hacer cortes delgados en aquellas fresas.
- tu doctora, quiero decir, el señor bakugo y ella hablaron el día de ayer y me comentó que lo mejor sería que regresara.
Ella levantó la mirada hacia aquellos ojos verdes y acomodo un mechon de su cabello castaño detrás de su oreja, intentando agarrar valor.
- si te molesta.. pueden contratar a alguien más, claro.
Izuku negó nervioso y se abrazo a sí mismo de forma insegura.
- no por favor, quiero que te quedes - soltó.
- lo lamento mucho... las cosas que te dije y mi forma de actuar antes uraraka, de verdad, lo lamento mucho.
Una de esas sonrisas características de ella apareció en su rostro e iluminó aquel momento.
- no te preocupes izuku! me quedaré contigo y los ayudaré mucho!
Sobra decir que el peso inexistente en los hombros de izuku desapareció en ese momento, intento regalarle una sonrisa de igual manera y respiro tranquilamente.
- entonces toma asiento! recién termine de cortar tu fruta favorita!
La respiración calmada de izuki se detuvo por un segundo.
- yo no.. quiero desayunar.
- vamos, por favor izuku.
- lo vomitare..
Uraraka suspiro.
Se acercó un poco a él y tomo su mano para acercarlo al comedor y hacerlo tomar asiento. Uraraka atrajo una silla y tomo asiento justo frente a él.
- se lo que dirás.. pero no lo entiendes uraraka, me duele mucho cuando vómito.. lo sabes.
- izuku, hace semanas que no tienes náuseas.
- .. también me dolerá la cabeza y tendré que
- izuku, escucha. No hay ningún motivo para que te sigas sintiendo mal.Izuku limpio la reciente lágrima de su mejilla y negó con la cabeza una vez más.
- ya pasaste tu cuarto mes, las nauseas pararon. No tienes porque asustarte más.
- tu y tú bebé están bien ahora, solo debes creerlo - finalizó ella.
Escucharlo tan seguido le era extraño, el día de la consulta izuku escucho lo mismo por parte de su doctora, pero el comentario se quedó atascando en el nudo de emociones que se lleva formando desde hace tiempo. Bakugo le dijo lo mismo hace unas horas cuando su llanto llenaba la bañera, pero sigue sin creerlo.
No puede ser tan perfecto.
- no, uraraka, no lo entiendes - sollozo más.
- tenemos que esperar más a que.. a que mi bebé se desarrolle mejor, si yo sigo vomitando y me da fiebre tendré que ir al hospital ahora..
Lloro más.
- no quiero ir al hospital, no quiero ir y que me digan que no hay nada que pueda hacer..
Uraraka se inclino hacia el y lo abrazo con cariño, acomodando su cabeza sobre su hombro y acariciando aquellos rizos alborotados.
Ella sabe todo lo que izuku y bakugo tuvieron que pasar, necesita una historia clínica completa de los pacientes con los que trabaja, este tipo de temas siempre han sido su punto débil, pero no por eso los deja pasar. Le gusta ayudar tonto como le sea posible, y con el de ojos verdes aun más.
Paso un rato, después de lograr disipar aquel llanto necesario y de ayudar a alimentar a izuku, que las horas pasaron y el día se oscureció, cuando se despidió del peliverde avisando que regresaría el día de mañana a la misma hora de siempre.
Cuando katsuki regreso del trabajo y abrió la puerta de su hogar, la obscuridad y el silencio del lugar lo preocuparon un poco.
A pesar de haber recibido un mensaje de uraraka donde le decía que todo había estado bien.
Camino hacia aquella habitación en la que izuku duerme y se detuvo unos segundos fuera de la puerta, sin saber si ya podia tomarse la libertad de entrar ahí.
Pero tratando de ignorar sus pensamientos abrió la puerta encontrando aquella cama vacía.
Sus latidos se aceleraron con un creciente nerviosismo, encendió la luz para confirmar todo una vez más y alterado salió hacia el comedor, trató de no imaginar cosas innecesarias y camino hacia la otra habitación, encontrando ahí la silueta cansada de izuku, envuelto en aquellas cobijas que los cubrían a ambos antes de que todo se complicará.
Katsuki encendió la luz y la mirada de izuku se abrió para mirarlo a él.
De nuevo lo miraba.
- kacchan
Bakugo aflojo un poco el nudo de su corbata para poder respirar mejor, suspiro tranquilo y subió a la cama hasta llegar a izuku y dar un beso suave sobre su frente.
- porqué tienes los ojos así nerd, lloraste?
Izuku saca sus brazos de la cobija que lo cubria y acaricia el rostro de katsuki.
Sonríe feliz para el.
- solo un poco, kacchan.
- fue uraraka? La despido de nuevo? - comentó gracioso.Izuku niega mientras ríe tenuemente.
- no, por favor, no lo hagas.
El de ojos verdes se inclina hacia bakugo y estamapa sus mejillas sobre su rostro, como si extrañará la sensación.
- te extrañe mucho kacchan.
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