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―Damon, dónde mierdas estás, bueno ya no importa pero esto es una cuestión de vida o muerte para Elena. Ve a la preparatoria de la ciudad ahora.

Termino lo que parece ser el millonésimo mensaje de voz para el ausente Damon Salvatore. No sé qué podría hacer por nosotros en este momento, pero al menos puede actuar objetivamente contra Klaus si llegará lastimar a Elena. Además, su presencia significaría que ya no tengo que estar a cargo del doppelgänger.

La ligera brisa del aire de la noche de verano acaricia mis mejillas, pero no calma el rojo ardiente del poder que quema bajo mi piel. Estar fuera del sudoroso gimnasio ha sido bueno para calmar mis propias emociones, pero mi magia en serio quiere patear traseros.

Por otra parte, ¿a quién estaría lastimando si dejo que este enojo dentro de mí se libere? ¿Realmente puedo hacerle daño a Klaus o Rebekah?

No, yo decido. No hay forma posible de que pueda dañarlos de ninguna manera. Son toda la familia que me queda, incluso si deciden no aceptarme más.

Clara...

El recuerdo de la voz preocupada de Klaus resuena en mi cabeza, recordándome que aún le puede importar mi bienestar.

Internamente pongo los ojos en blanco ante mi estupidez. Rebekah tiene razón: nunca deberían perdonarme por lo que les hice cuando me fui.

Quizás soy un idiota por dejar a Elena en la escuela sola con Klaus. A pesar de mi solicitud de resistir cualquier medida drástica, no se sabe lo que estaba pasando por su cabeza. A estas alturas, Tyler y Elena podrían estar muertos. Quizás todos los demás también si este plan suyo no funciona para mejor.

Damon va a matarme.

Me saco de mis divagantes pensamientos ante el sonido de ligeras maldiciones y gemidos. Doblo la esquina de la escuela, tropezando con el único Stefan Salvatore. Está encorvado, respirando tan pesadamente que debería haberlo escuchado desde mi lugar al otro lado del edificio. Doy unos pasos hacia él, con cautela, mientras él saca dolorosamente una palanca oxidada de su pecho.

Se tambalea hacia adelante y yo automáticamente lo alcanzo para estabilizarlo. Si está sorprendido por mi repentina aproximación, no lo demuestra. En cambio, se dobla de nuevo, agarrándose el estómago y tosiendo.

―Quien er-?― Tose de nuevo, poniendo su brazo sobre mis hombros en un intento por levantarse.

―¡Cállate!― Siseé, apenas siendo capaz de mantenerme en equilibrio. ―La curación debería comenzar a dar efecto en cualquier momento.

Suelto un pequeño quejido mientras me usa con fuerza para levantarse. Con la asombrosa capacidad de sanar incluso más rápido que yo, él es capaz de permanecer encorvado.

―Parece que vivirás― le digo con sarcasmo, pero él me mira fijamente en un intento de intimidarme. Haber pasado tanto tiempo espiando y escuchando sobre el Salvatore más joven de Damon, no titubeo ante su amenaza. ―Escucha, no me conoces, pero..

―Te conozco― Dice rápidamente, revisando su herida previamente fatal a pesar de que ya no hay nada de qué preocuparse. ―Eres la chica de Klaus ... Claramay.

―No soy nada de Klaus.

―No es así como lo dijo en los años 20.

Ese comentario me pilla desprevenida. En la década de 1920 me habían considerado muerta durante casi 500 años. Después de todo ese tiempo, ¿Klaus todavía no había seguido adelante? Por otra parte, yo tampoco lo hice.

De repente, me veo obligada a chocar con el costado del edificio a la velocidad del rayo. No puedo hacer más que jadear, perdiendo el aire por la acción inesperada. Stefan presiona su brazo contra mi pecho para mantener mi posición restringida.

I M M O R T A L S | Klaus Mikaelson | EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora