02. ¿Jeffrey o Joe Dahmer?.

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+18.

Se tocarán temas sensibles, se pide discreción. En multimedia una fotografía del asesino en serie Jeffrey Dahmer.

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Oscuridad.

Plena y absoluta oscuridad.

Su cuerpo tiembla, no sabe a ciencia cierta si es por el frío o el miedo.

Escucha el sonido de una puerta abrirse.

El chirrido de la madera, una luz impactando en sus ojos, la dureza del suelo le provoca dolor en su espalda.

Frente a él pronto se presentó aquel hombre del motel.

Una sonrisa retorcida. En los ojos azules un brillo de maldad pura.

- Bienvenido seas a mi infierno, cariñito - La voz pesada perforó sus pensamientos.

El efecto del amoníaco aún lo tiene aturdido. La ola de emociones golpea su torrente. Siente manos tocando su cuerpo, dándole un poco de alivio a sus extremidades al ser colocado sobre una silla.

- Jeffrey Dahmer, El Caníbal De Milwaukee. Uno de los peores asesinos en serie de Estados Unidos. ¿Curioso, no crees?. Tenemos el mismo apellido, Dahmer fue bestial y al parecer tenemos la misma porción de maldad. A diferencia de él, yo no soy un jodido marica, solo... Tengo una debilidad por las caras bonitas - Se acercó hasta él, acariciando con sus dedos fríos sus mejillas, todas esas palabras le hicieron despertar, cayendo en cuenta sobre el problema en el que está metido - En fin, yo no voy a consumir tu carne, te usaré miles de veces para satisfacer mis necesidades. No voy a matarte, al menos por ahora, serás tú quien me suplique por terminar con tu vida - Una sonrisa maliciosa surcó las comisuras de su boca y depositó un beso sobre la frente antes de alejarse - Verás Joaquín, tu padre y yo fuimos grandes socios, yo me encargué de ayudarle cuando su empresa estaba por quebrar, él aceptó cada punto del contrato, incluso el número 10:

- Sí el señor Dahmer desea, Ernesto Bondoni debe entregar a su hij@, sin importar fecha o lugar.

- Sabrás querido, siempre te van a decir: No hagas tratos con Joe Dahmer o le entregarás tu alma al diablo. Pero esos son sólo rumores... Hasta que los compruebas - Su tono de voz cambió, se posicionó frente a él de cuclillas, tocando sus rodillas - Tu padre y yo tenemos una cuenta pendiente, él me dio su vida a cambio de dejarte libre pero... Claro que no dejaría ir a un pez tan bonito como tú - Su palma fría se metió bajo su ropa, causándole escalofrío - Ernesto Bondoni es, entre tantos socios, con quien tengo una cuenta especial, él me robó lo más preciado que tenía, él se llevó al amor de mi vida, a esa mujer que por 9 años llamaste "mamá".

Mamá. Mamá. Mamá. Mamá. Mamá...

Su mente se desconectó en ese momento. Su cuerpo tiembla más, las lágrimas vuelven a salir con fuerza, sus ojos solo ven al hombre frente a él, donde la maldad desapareció por un momento de aquellos orbes azules, algo parecido a la tristeza y melancolía.

El Recuento De Los Daños | EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora