II. Sale el sol

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- Puedo decir que he visto muchísimas cosas extrañas en mi tiempo como aprendiz... Pero los sucesos de aquella noche fueron únicos en esta historia.

»Buscando un momento para descansar, me dirigí a las escaleras con la intención de acostarme. La planta superior era bastante más grande que la inferior; pero también más acogedora. Allí era donde Asra y yo vivíamos, y no teníamos mucho, pero a nosotros tampoco nos hacía falta.

Me llevé las manos a la cabeza y me masajeé las sienes con fuerza; que me palpitaban producto de un incipiente dolor de cabeza. Con un suspiro caminé por la sala sin luz, dejándome caer en la cama. Habían sido un día y una noche realmente agotadores.

En cuestión de minutos, me sumergí en un sueño...

El cielo ya no es más que una delgada línea verdosa a lo largo del horizonte infinito

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El cielo ya no es más que una delgada línea verdosa a lo largo del horizonte infinito. Asra está sentado a mi lado, a lomos de una extraña bestia.

- Maestro, ¿dónde estamos?

Nubes oscuras se ciernen sobre el paisaje; un mar cambiante de arena del color del óxido. Delante, un camino terroso que no invita a ser caminado.

- Suficientemente lejos de casa, creo - contesta él.

- Suficientemente lejos... ¿Con qué propósito?

- Con el propósito de encontrar respuestas. Claridad - Asra mira hacia el cielo. - Y las necesito pronto. Se avecina tormenta... - su voz se va apagando, como si hablara consigo mismo y no conmigo.

Yo continúo mirando el horizonte. Fuerzo mi vista, siguiendo el camino, intentando vislumbrar hasta dónde llega y a dónde conduce. Sin embargo, cada pocos minutos cambia de forma y de dirección, haciéndolo imposible.

- Pronto habrá una encrucijada - anuncia, de pronto, mi maestro.

- ¿Cuánto tiempo tenemos? ¿Adónde conduce? - pregunto, incapaz de entender a Asra.

- Depende del camino que elijas - declara impasible. Sus manos buscan las mías, pero se detiene de pronto, antes de tocarme. Las arenas se elevan a nuestro alrededor con un viento helado, ensombreciendo el cielo. - Por ahora, Hestia... Descansa.

Caí entonces en un sueño profundo.

Caí entonces en un sueño profundo

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MurielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora