"Raven"

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Aquella noche, Laura no durmió bien. Erik se infiltraba en sus sueños junto con los demás mutantes y sus hijos, creándole malos pensamientos y recuerdos que hicieron que la joven despertara sudorosa y con el corazón latiéndole con fuerza. Se calmó al verse rodeada de sus antiguos compañeros, y con vistas agrestes desde la ventana de su asiento.

- Son las 10 de la mañana, buenos días- le saludó sonriente Russ mientras bebía algo humeante de su taza -¿Quieres? Es chocolate caliente- le señaló un carrito lleno de comida que el joven se había molestado en traer, lleno de huevos fritos, tostadas, bacon, mantequilla... Y una jarra de chocolate caliente y otra de café. Había platos y cubiertos, junto con elegantes vasos para servirse.

Hank se encontraba pilotando el avión, los demás aún dormían, menos Russ y ella.

- Veo que ha sido una larga noche para todos- susurró la morena mientras se levantaba y se dirigía hacía el chico con cuidado de no despertar a los otros.

- Sí, ha sido larga. ¿Cómo te encuentras?.

- Bien, respondió no muy segura: ha sido un viaje raro y... doloroso- Evitó mirar al chico y se concentró en llenarse una taza de café, que necesitaba urgentemente para soportar el día que les esperaba. La morena tenía un mal presentimiento, no sabía que era exactamente, pero sabía que algo no iba a ir del todo bien. Russ se limitó a sonreírle con tristeza.

- De todo se sale, y tú no eres la excepción.

- Si, pero... - Le dio a un trago a su café con resignación - no todos los problemas dejan "regalitos". Russ rio ante la forma en la que se había referido a sus hijos.

- ¿Acaso no los quieres?

- ¡No! No es eso- negó enérgicamente- es... complicado. 

¿Cómo no iba a querer a su hija pequeña, ni a su hijo adolescente? Los quería con todas sus fuerzas, eran su propia vida. A veces pensaba que su corazón solo pertenecía a ellos. Cuando los veía sufrir o emocionarse, ella se sentía igual. 

No obstante, no era feliz pensando en que había sido engañada por un ser tan... ruín. Ayer consiguió controlarse, sabía que no iba a poder aguantar mucho más sin que le disparara un chorro de agua en toda la cara y le salieran las aterradoras branquias. Derramó una lágrima silenciosa que paso desapercibida por Russ, ¿por qué no podía haberse ido con él? Él le había mostrado su amor y respeto. ¿Ella?, lo tonta que era.

- No te preocupes- susurró el chico de repente- sé que me cuesta admitirlo, pero... creo que Erik no lo hizo a propósito.

¡Crak! La taza de café callo al suelo rompiéndose en pedazos grandes, despertando a todos y ensuciando la moqueta. Laura miraba a Russ sin poder creerse lo que había dicho.

- ¿Qué...?

- Es verdad- volvió a afirmar-  estando tanto tiempo alejado puede que...

- Suficiente Russ- cortó fría.

Laura recogió la taza, absorbió el café de la moqueta y paso de largo del confundido chico, volvió a su asiento bajo la atenta mirada de todos. Se apuntó mentalmente: "Todos los tíos son gilipollas" ¿Ahora todos estaban a favor de Erik? Pobrecito Erik, claro que sí.

¿Cómo podía decirle eso Russ, después de la fiesta que montó el ayer con su indignación? ¿Qué le había pasado al enemigo número uno de Erik? Todo parecía una broma, cómo deseaba volver a casa y olvidarse de aquella estúpida excursión de antiguos alumnos y antiguos amantes.

- ¿Qué pasa?,- preguntó Diane.

- Nada. Mira, se ve París- señaló ceñuda las vistas urbanas que ahora se divisaban.

X-Men. Días del futuro pasado. (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora