Capítulo 18

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Lilia y Joe se quedaron algunos días más, antes de volver a Phoenix el miércoles siguiente

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Lilia y Joe se quedaron algunos días más, antes de volver a Phoenix el miércoles siguiente.

En esos días, Lisa se ocupó de poner en venta la casa de su padre, mientras Lilia se deshizo de sus ropas y enseres más personales, entregando a la iglesia sus bienes más útiles.

Ese jueves Lisa volvió al colegio y aunque no fue fácil regresar a la casa de su padre, pasar esas horas con sus niños le levantó bastante el ánimo.

Después de comer algo liviano se encerró en el desván de la casa, donde comenzó a revisar cajas y baúles buscando clasificar todos los recuerdos que su padre había acumulado a lo largo de los años.

El timbre la sorprendió al final de la tarde.

Jungkook estaba al otro lado de la puerta cuando abrió.

Sin dudas le sorprendió verle.

—Hola, Jungkook —saludó con voz átona.

—Hola, Lisa, ¿puedo pasar?

—Sí, claro. Adelante —dijo haciéndose a un lado para que el hombre entrara. —¿Quieres sentarte? —ofreció pensando que seguramente Jungkook no tardaría en marcharse.

—Sí, gracias. —Jungkook se sentó en el sofá y Lisa en la butaca frente a él. —¿Cómo estás? —indagó en voz baja realmente interesado.

—Bien —aseguró —Tengo muchas cosas que organizar pero todo va bien.

—Hace días que no sé nada de ti.

Lisa le observó sintiéndose una vez más, herida.

—Lo siento, Jungkook, pero en realidad he estado con la cabeza en cualquier sitio. Debí llamarte para decírtelo, estos días he estado con el período, hasta hoy no se me ha retirado —explicó logrando que él la observara confundido.

—¿Disculpa? ¿Qué quieres decir?

—Debí avisarte que estaba con el período y que no podía verte. No habrías tenido que venir hasta aquí —dijo y el dolor que le produjo su suposición le desestabilizó.

—¿Crees que te he venido a buscar por sexo? —inquirió y ver el rostro inexpresivo de la chica le hizo sentir un canalla —Mierda, ¿qué clase de hijo de puta he sido contigo? —se lamentó —Lo siento, Lisa —dijo estirando sus manos para entrelazarlas con las de ella. —He sido un maldito cerdo. No he venido a verte porque quiera acostarme contigo.

—¿No quieres acostarte conmigo? —preguntó confusa.

—Siempre quiero acostarme contigo —sonrió —Pero no es lo que he venido a buscar.

—¿Entonces?

—Tenía que hablar contigo.

—Dime. ¿Qué sucede?

Noт мy Fαυlт | Lιzĸooĸ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora