Jungkook tenía grandes planes para su futuro pero un engaño adolescente le obligó a abandonarlos. Lisa solo aspiraba a una vida tranquila y sin sobresaltos. Ese mismo engaño la alejó de la que era su vida. Ahora Lisa está de regreso y Jungkook busca...
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-¿Qué haces tú aquí? -preguntó Lisa temerosa sin poder ocultar su tremolar.
-¿Dónde está Jeon? -dijo Mark y sin darle tiempo a discutir se coló en la casa cerrando la puerta tras de sí.
-Jungkook no está aquí, pero le diré que has venido -le respondió Lisa intentando mostrarse serena y resuelta, mientras el hombre se dejaba caer despreocupado en el sofá.
La carcajada despótica que Mark soltó la intranquilizó un poco más si era posible.
-Le dirás que he venido -rió burlón -Claro que se lo dirás. Le llamarás ahora mismo si no quieres que me quede aquí a esperarlo mientras tú te retuerces intentando salvar al hijo de ese malnacido -dijo el hombre apuntándola con la pistola que había sacado de su chaqueta.
Lisa tembló mientras llevaba ambas manos a su vientre de forma protectora.
-No sé dónde está Jungkook -dijo preocupada -Y no creo que pueda atenderme ahora mismo. Ha vuelto a la Universidad y a mí están esperándome en otro sitio. Si no llego pronto se preocuparán y vendrán a buscarme.
-Sí, claro. Seguro que sí -respondió sarcástico -Tal vez alguien le avise a tu marido y éste deje de revolcarse con mi mujer para venir a verte. Siempre fué muy paternal, no creo que vaya a perderse lo que pueda pasarle a su hijo.
Lisa dió un respingo y su respiración se aceleró. Intentando mostrarse calmada su mente viajó en instantes por cientos de escenarios intentando saber qué decir o qué hacer para conseguir que Mark se fuera de su casa sin dar problemas y no insistiera en esperar a Jungkook.
-¿Tu mujer? ¿De qué estás hablando? -inquirió con una falsa irritación.
Colérico, Mark se levantó de su asiento y se lanzó sobre ella para apuntarla con su arma mientras la cogía por el cuello.
-No intentes burlarte de mí, Lisa -rugió entre dientes -Llama ahora mismo a tu marido y dile que traiga su culo hasta aquí ahora mismo si quiere tener descendencia. Y ya que viene, dile que traiga a la zorra de mi mujer con él.
-Jungkook no está con Rosé -murmuró temerosa con la voz saliendo de su boca en resoplidos.
-Hazlo, Lisa, o voy a dispararle al niño que tienes ahí dentro y te ahorrarás el dinero del aborto -repitió alejándose un par de pasos de ella para coger el teléfono y pasárselo a la chica.
Lisa tomó el teléfono de manos de Mark y, temblando, marcó el número de su marido.
-Lisa -le llamó Jungkook cuando contestó.
-Jungkook... -la voz de Lisa sonó como un sollozo y al instante Jungkook se envaró preocupado.
-¿Lisa, cariño? ¿Qué está mal? -preguntó preocupado.
-Jungkook, Mark... -dijo, pero el hombre le arrancó el teléfono de las manos.
-Jeon -rugió Mark -, ya puedes ir volviendo a tu casa y trae contigo a la zorra de Rosé si quieres llegar a presenciar el nacimiento de tu mocoso.
