Capítulo 27

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Lisa despidió a Jungkook ese lunes muy temprano a la mañana

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Lisa despidió a Jungkook ese lunes muy temprano a la mañana.

Para cuando, a la hora del desayuno, como hacía cada mañana, sacó su paquete de anticonceptivos del cajón de su mesita de noche, la decisión estuvo tomada.

Sin tomar la píldora del día lunes, lanzó el paquete directamente a la basura.

De allí en más, cada fin de semana en los brazos de su marido, Lisa soñaba con el momento en que la semilla de ese hombre enraizara en su vientre, trayendo a sus vidas el fruto de su amor.

Durante el mes siguiente, no pudo evitar encontrarse cada mañana frente al espejo, acariciando su vientre aún plano y sopesando sus pechos, sin encontrar diferencia alguna.

Pero, para cuando Jungkook volvió a casa, cuatro meses después, para pasar las vacaciones de navidad, Lisa tenía su primera falta, y una prueba casera con una carita sonriente, para enseñarle a su hombre.

Esa noche, cuando Jungkook se tumbó a su lado, después de haberle hecho el amor una vez más, Lisa decidió que ése era el momento de darle su noticia.

No pudo evitar tremolar nerviosa ante la que pudiera ser la reacción de él ante la noticia de un nuevo embarazo, cuando él acababa de retomar sus estudios, pero ella sabía que nada impediría que él acabara su carrera y viera por fin cumplido su tan postergado sueño.

Ella no era Rosé y no iba a obligarle a renunciar a la universidad.

Pero tenía que reconocer que él tampoco era el mismo hombre que había creído embarazar  a Rosé, y la relación que ellos mantenían no se comparaba en nada a la que él y Rosé habían mantenido.

Jungkook le había dicho que quería embarazarla y ella sabía que había sido sincero entonces.

Nada tenía que temer, se dijo, aunque su cuerpo le traicionara tembloroso.

Jungkook confundió su tremolar, y la cubrió con su cuerpo y las mantas.

—Parece que ha llegado el invierno —comentó él comprensivo —¿Quieres que suba la calefacción?

—No. Solo quiero que me abraces. —pidió mimosa y él la estrechó más contra él, enternecido.

—Nada podría desear más —reconoció él besando su frente.

—Hay algo que tengo que decirte —le informó ella con un suspiro.

Su tono solemne le preocupó, pero se dijo que nada podía estar mal, porque Lisa no hubiera esperado tantas horas para explicarlo.

—¿Qué sucede, nena?

Lisa, nerviosa y ruborizada levantó la mirada para fijarla en su rostro. Sonrió y aunque fuera una sonrisa tímida, bastó para que su marido se relajara.

—Estoy embarazada —dijo con una voz tan suave que él creyó no haber escuchado bien.

—¿Qué?

Noт мy Fαυlт | Lιzĸooĸ ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora