¿Y si...?

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Varias noches habían pasado ya durmiendo juntas. Algunas veces en palacio, otras en la casa de campo. Por fortuna o por desgracia eran mujeres ocupadas. Historia insistió en que siguiera ayudando al Cuerpo de Exploración a investigar el territorio enemigo, pues se había enterado de que Eren Jaeger, desde que le besó la mano, se había estado comportando extraño. Ymir supuso que el hecho de que Historia Reiss tuviera sangre real podía ser revelador para el mundo de los titanes, pero cuando estuvo espiando a Marley era complicado que ese tema concreto saliera, Zeke jamás hablaba de ello. La soldado intentó encauzarse en las misiones de la legión con sus compañeros, pero viéndose distraída y con la mente constantemente pensando en la reina, se sentía un lastre, y solicitó un puesto en la Policía Militar para estar cerca de ella. La revisión del expediente académico y sus últimos logros facilitaron mucho las cosas: no le fue difícil que aceptaran su solicitud. Pero además, la morena pidió poder acceder al Cuerpo de Exploración cuando creyera necesaria su intervención, siendo una especie de soldado mixta que velaba por la seguridad de la isla y de su reina. Para la pecosa, era el trabajo perfecto.

Sin embargo, desde que lo suyo con Historia dejó de etiquetarse como amistad (antes incluso de marchar a Marley), había noches en las que las pesadillas le perturbaban el sueño y la ahogaban. La primera vez fue en solitario; dejó de padecerlas abruptamente estando en Marley. Pero desde que volvió a los muros la cosa había empeorado. Era como si el destino le recordara desde algún ángulo que no debería estar donde estaba, que no debería hacer lo que estaba haciendo. Y aunque al principio habían sido pesadillas sosegadas, lentamente empezaban a ser más perturbadoras y siniestras.

 Y aunque al principio habían sido pesadillas sosegadas, lentamente empezaban a ser más perturbadoras y siniestras

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La noche en la que Historia despertó en mitad de la madrugada escuchó sollozos. Al girarse vio a una Ymir inconsciente, de ojos cerrados y secos, pero debía estar llorando en la pesadilla. Su voz quejumbrosa sonaba a dolor, y un espasmo le sacudió el cuerpo de repente.

—Cariño —susurró la rubia, mirándole preocupada. Las otras veces sólo la había oído hablar en sueños, o como mucho, despertar asustada. Esta vez parecía atrapada en un nubarrón mental. Ymir no pareció moverse más, y despacio, Historia se recostó a su lado, mirándola con cierta precaución. La vio fruncir las cejas, y de pronto su cuerpo se puso rígido. —Shh, estoy aquí... duerme... —dijo con voz melodiosa, acariciándole el rostro.

Ymir no podía tranquilizarse. En su mente, desconsolada, sólo podía ver cómo un perturbado Galliard obligaba a Ymir a entregarse a la muerte, mientras golpeaba a Historia sin parar con un atizador. En el sueño estaba esposada, totalmente entregada a ser devorada, pero el odio a los eldianos iba más allá, y cuando él terminó, fue Reiner el que empezó a apalear a la rubia, hasta que los ojos de la rubia se hincharon y su cuerpo se cubrió de heridas. Cada vez se movía menos. No se movía... Ymir se partía las muelas intentando morderse, pero el hierro que le impedía cerrar la dentadura no la dejaba convertirse. El siguiente fue el propio Zeke. Cuando éste malnacido cogió el atizador simplemente lo tiró y agarró a aquel ángel malherido del cuello. Historia se trapicó con su propia saliva y sangre, y seguía quejándose mientras notaba cómo era asfixiada, sin poder defenderse. Ymir lanzó un fuerte grito de impotencia, sollozando, y de repente despertó del letargo, dando un gemido de dolor al sentarse sobre la cama.

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