El verdadero sacrificio

Una misión suicida

La recuperación de Ymir fue rápida. Historia usó su rango como noble para protegerla hasta que el Cuerpo de Exploración volviera al interior de los muros. La fugada tenía mucha nueva información que contarles. Fue aquí cuando ésta les desgranó muchos secretos de Marley, de qué era la isla Paradis, los eldianos, la maldición de Ymir y por qué ella había conseguido el poder del titán. El plan de Bertholdt, Reiner y Annie era llevarse a Eren para recuperar al fundador. Por ello, ante la necesidad de un recipiente ideal con sangre real, y la necesidad que también tenían de recuperar al titán mandíbula que perdieron, Ymir estaba dispuesta a sacrificarse por el fin de toda aquella locura y el bienestar de Historia Reiss.

Fue Historia la que tuvo la última palabra como única dirigente real de Paradis, para velar por el estado de su amiga. Pero Hange y Erwin temían que la pecosa trajera otras intenciones con su regreso secreto, además, su interés sentimental por Historia había quedado de manifiesto con la carta, y no querían que esto tuviera una influencia en ella en la toma de decisiones políticas. Lo cierto era que con la información de Ymir irían menos a ciegas. De hecho, Eren tomaría cartas en el asunto en solitario, de cara al futuro. Él también quería acabar con los titanes.

—La tecnología de Paradis es irrisoria para los marleyenses. Es como si estuviésemos atrás en el tiempo. No sabéis hasta qué punto.

—¿Hasta qué punto? —inquirió Hange.

—Las mujeres pueden dejar embarazadas a otras mujeres.

—¿¡NANI!? —un coro de voces estupefactas rodearon a Ymir. Ésta sonrió, elevando los hombros.

—Pues sí. Síntesis de gametos masculinos, se te genera un pene. Para los hombres es más complejo, me temo. Es más fácil hacer gametos reproductivos, que un útero completo. Con el orgasmo las hormonas se desactivan y los efectos desaparecen, el pene también.

Armin se ruborizó, ni él mismo supo por qué. El hecho de imaginar a una mujer embarazando a otra a través de esa mezcla le recordó que aún era virgen. ¿A qué sabría el flujo de una mujer?

—¡QUÉ MARAVILLA! ¿Un pene temporal en una mujer que embaraza a otras mujeres?

—Bueno, hay también otro prototipo donde las pastillas hacen que generes en el flujo vaginal gametos masculinos. Pero estas no suelen funcionar de vagina a vagina, sino de... bueno, que una se trague el flujo hormonado de la otra. Me estoy sintiendo asquerosa hablando de esto, ¿qué más quieren saber?

Armin, Jean y Eren abandonaron la sala de reuniones con las mejillas coloradas tras aquella conversación. Mikasa miraba a Eren de reojo, confusa.

—¿Qué te ocurre, Eren?

—¿Has oído eso, Mikasa? En esa parte del mundo apenas se necesitan ya a los hombres. Ya ni para procrear nos quieren.

—Bueno, no siempre se quiere procrear...

Eren se puso más rojo aún cuando devolvió la mirada a Mikasa. Armin se sintió incómodo en medio de ambos y se fue haciendo a un lado disimuladamente. Las risas se masificaban dentro de la sala, cuando Hange hacía más y más preguntas a Ymir sobre los diversos temas de Marley.

—Le han pedido volver y va a hacerlo —dijo Sasha, saliendo afuera con el resto, con la boca llena de algún trozo de comida. Se apoyó en la pared.

—¿Ymir volverá a Marley?

—No llegó, se escapó de Reiner y Bertholdt para venir y contarnos todo esto. Hange le ha pedido líquido cefalorraquídeo de Zeke para estudiarlo, y también esa hormona... de mujeres para mujeres.

Eren suspiró, poniéndose serio al saber aquello. Quizá podía acompañarla.

—¿Cuándo irá?

—Al atardecer para reducir la probabilidad de que tenga que convertirse en titán, eso sería un buen gasto de energía —tras terminar de masticar, Sasha se sacó del bolsillo una galletita que se había guardado y le dio un mordisco. El comandante Erwin apareció con Hange, y eso la hizo comer más rápido para que no la riñeran. Mikasa echó un vistazo a la puerta que dejaron entreabierta. Dentro quedó Ymir, sentada en una de las butacas, observando la enorme pintura que habían hecho a Historia Reiss al comienzo de su reinado. Ymir y ella tenían muchas cosas en común con respecto a la personalidad, y quizá por eso, Ackerman leía sentimientos confusos en aquellos iris, tan fríos y engañosos. Esa morena había molestado a muchas personas en su ascenso en el Cuerpo de Exploración, era muy insolente e impasible ante ciertas circunstancias. Pero era pura fachada. Ymir sintió que alguien observaba; el aire ondulante movió una bufanda, así que supo inmediatamente de quién se trataba.

—Lárgate.

Mikasa hubiera obedecido y marchado con Eren, pero al verle vio que estaba a salvo. Hange seguía hablando en privado con Erwin y no parecía que fueran a irse. Así que entró en la sala de reuniones y acortó distancias con ella. Ymir era la única más alta que ella en el Cuerpo de Exploración. Si ya le imponía a ella, no se quería imaginar a una inferior de metro y medio como era el caso de la reina

—Te estás maltratando, lo sé.

Ymir la miró con el ceño fruncido, como si fuera una mosca molesta. Mikasa volvió a hablar.

—Me da igual que te llamen traidora los de la Policía Militar. Reconozco tu valor. Y sé lo que es no poder separarte de alguien que quieres.

—Lo sabes, ¿verdad? Por eso estás comportándote como la madre de Eren constantemente.

Mikasa tuvo que tragar saliva para volver a centrarse en lo que le estaba diciendo.

—Yo... simplemente me lo tomo como una obligación placentera, el cuidarle. Es mi única familia.

—Anda, Mikasa, ¿te crees que nací ayer?

—Estamos hablando de ti Ymir, deja de salir por la retaguardia cambiando de tema —se dio cuenta en seguida de que estaba frente al típico mecanismo defensivo de Ymir. Y debió de dar en el blanco, porque de pronto se dejó caer sobre la butaca como si tuviera un enorme peso en los hombros. Mikasa quiso decirle algo más, pero la puerta sonó y entraron sus superiores por sorpresa. Ymir se puso de pie de un brinco y ambas chicas se giraron entregando sus corazones con el puño, en señal de respeto a ambos. Irguieron mucho el rostro, pero Erwin sólo se acercó a Ymir.

—¿Sigues reconociéndome como tu superior, soldado?

—¡Sí, señor!

—¿Harás lo que esta legión te pida, aunque debas arriesgar tu vida en el proceso?

—¡Sí, señor!

—Volverás a Marley y traerás información política y gubernamental, así como las famosas inyecciones de Zeke Jaeger.

—Entendido.

—No darás información bajo amenaza ni coacción de ningún tipo. Tu prioridad es mantener nuestro anonimato y la seguridad del gobierno de Paradis, así como la de nuestra reina Historia.

—Sí, señor.

Esa noche Ymir tuvo auténticas pesadillas. Historia riendo mientras alimentaba a los caballos junto al misterioso granjero del que le había hablado. Para más inri, Hange le ordenó ir a buscar a esos establos un ejemplar nuevo, pues todos los de la legión ya tenían dueño. Sólo esperó no encontrársela por allí.